Mogón “entierra” al alcalde

Mogón disfrutó, dentro de la preferia, del tradicional “entierro del alcalde”, una actividad de promoción turística que es única en Andalucía y que, además, indica que el pedáneo “ha fallecido” o, mejor explicado, que inicia su periodo de vacaciones, aunque la realidad no sea esa, ya que durante las fiestas se acumula el trabajo. La alcaldesa pedánea rehusó a ser la “difunta” y su puesto en el ataúd fue ocupado por el concejal de Anejos, Jesús Pérez, que cuenta con una experiencia de cuatro años. En esta cita se dieron todos los elementos de un sepelio, incluidos el ataúd, el “muerto”, la desconsolada “viuda” y todo el cortejo fúnebre con los acompañantes. Tras el “velatorio”, que se realizó en las instalaciones del Centro Municipal —lo lógico, al tratarse del alcalde—, con el sonido de los cohetes y los acordes musicales de la banda local de trompetas y tambores, el cortejo comenzó su recorrido por las calles. Los familiares y amigos, de riguroso luto o con brazaletes negros, portaron el féretro con el cuerpo inmóvil y “amortajado” del joven concejal, con el rostro debidamente maquillado, lo que le aportó un toque más siniestro y fúnebre al acto. La comitiva, durante todo el trayecto, hizo pequeñas paradas en los diferentes establecimientos hosteleros que encontraron a su paso y, durante ese descanso, “ahogaron sus penas” con un buen refrigerio y recuperaron fuerzas. Todo fue “rebajado” con unas gotas de licor, para hacer más agradable el sabor y poder pasar ese mal trago por la “muerte” del alcalde.

Finalmente, tras el periplo por las calles y el pequeño descanso en los bares, el cortejo llegó a la última parada, situada en la playa fluvial de “El Charco”, situada en el Aguascebas, donde la gente se agolpó en las orillas del río y en el puente para contemplar cómo el cuerpo del alcalde es arrojado a las “milagrosas” aguas del río, que le devuelven la vida para continuar con la fiesta de su “resurrección”.