“No son tiempos justos”

28 mar 2020 / 08:00 H.
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Ayer se fue Mercedes, se fue como vivió, en silencio, modesta, sin hacer ruido, y no tenía que haberse ido así. Estaba indispuesta hace días, en estos tiempos que solo nombrar la palabra ambulatorio, urgencias es sinónimo de peligro, alerta, miedo, prefirió pasarlo en casa, solo estaba indispuesta...

El lunes 23 tuvo que ser ingresada, llevaba infartada días y el día 24 de marzo se fue de noche, tranquila, en paz, escuchando mensajes de los que la quieren, porque no podían estar a su lado, acompañada de su hija, porque su otro hijo está en Madrid y no puede escapar de la cárcel que hemos convertido las ciudades, en la distancia, sufriendo en cada casa la familia, porque no puedes salir, sino es a comprar o pasear a tu perro, pero acompañar a quien se nos va, no se puede...

Como no se puede velar, despedirte en esa última noche a los que nos dejan, no se puede tampoco dedicarle su misa, ella que es católica, buena, sencilla, ni a eso ha tenido derecho, solo su hija y un párroco que ha conseguido acercarse y dar un responso. Sola se ha ido Mercedes.

Ella, que trabajó toda su vida, ella que se enamoró y se casó con el hombre de su vida, ella que emigró para sacar adelante a su familia, dejando a su hija al cuidado de su madrina, ella que volvió y perdió al marido en un trágico accidente de trabajo, con un camión ganado con los sudores de sus años en Alemania; se vinieron para que sus hijos se criaran en un buen país.

Ella, que sacó adelante sola a dos hijos, se esforzó en que se prepararan, tuvieran estudios y trabajos para ser personas de provecho y lo consiguió, con su pequeña paga, y con el esfuerzo de sus hijos que los fueran universitarios, se sintió orgullosa al ver a los dos trabajando, autosuficientes, luego vinieron los nietos y Mercedes en su sitio, sin incomodar, siempre atenta y solicita.

Y ayer tuvo que irse en silencio, tranquila con la sonrisa puesta, porque había escuchado las voces de los suyos, las voces esas que casi nunca hacemos caso, esas voces, fueron el acompañamiento del inicio del viaje de Mercedes.

Y hoy descansa ya con su marido, el amor de su vida, nadie la ha acompañado en este último paseo, porque estamos todos encerrados en nuestras viviendas, la vida sigue, estoy seguro de que algunas cosas cambiaran, no es justo que aquellos que nos han ayudado a llegar aquí, los que han levantado una sociedad después de una guerra, de la penuria, se vayan solos, sin homenajes. Estamos dejando ir a la gente que, con esfuerzo, sacrificio con mayor o menor preparación, hicieron que sus hijos, sus nietos tengan un presente mejor que el que ellos vivieron, y sin que nos enteremos porque estamos centrados en la pandemia, cada uno enclaustrado en nuestras viviendas, se van sin homenajes, sin abrazos de familiares y amigos, sin la despedida que su vida merece, porque se la han ganado a pulso, toda sociedad que se precie honra a sus difuntos.

He tenido que decirles a sus nietos, a mis hijos, que la abuela ya no está, ¿cómo le explicas a una adolescente de 15 años y un niño de 11, que ella ya no está, y que no pueden salir de su casa para recibir el consuelo de los suyos? Comenzaron este confinamiento con una familia a la que ahora falta un miembro vital, ellos tampoco olvidaran este día, esta cuarentena y ahora toca el tiempo del duelo, eso sí, virtual, digital, a través de pantallas llegan los pésames y los consuelos.

Mercedes, no dudes que ellos siempre sabrán quien fuiste, como eras, y seguro que pasado un tiempo sonreiremos con tus recuerdos, yo me he tomado la libertad de decir en voz alta que te has ido, porque no es justo que te lleven en silencio, a escondidas, cuando lo que te mereces es todo lo contrario, como todos los que se están marchando en este maldito periodo de tiempo.

Cuando podamos nos juntaremos todos y celebraremos que te conocimos, cada uno en su lugar, tus hijos, nietos, hermana, sobrinos, etcétera, porque tu vida merece ser celebrada no tapada ni ocultada, porque has tenido la mala suerte de sufrir un infarto en medio de una crisis sanitaria, institucional, organizativa, política, somos mucho los que no te vamos a olvidar, los mismos que no vamos a olvidar porque hemos llegado a esto.

Mercedes se ha ido, una gran madre, abuela, esposa, vecina, amiga, una gran creyente, se ha ido una gran persona y todo el mundo debe saberlo.

Buen viaje Mercedes, espero que estés en el lugar que tú tenías esperanzas de estar y con quién siempre has querido andar el camino.

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