“El Pithecanthropus
est erectus”

21 mar 2020 / 08:00 H.
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Se cumplen dos años del fallecimiento de Manuel Anguita Peragón, paisano de Torredonjimeno. Tuvimos buena relación el tiempo que nos tratamos. Afecto y consideración. Maestro de escuela, político y poeta. No importa el orden. Es un personaje imprescindible, como otros muchos de su generación, en la política jiennense. Siempre le eligieron, desde la izquierda comunista, para no gobernar. Ya lo hizo su hermano Miguel, alcalde de referencia un cuarto de siglo que, sinceramente, siempre será añorado. Manolo tenía fácil la conversación, pronto el humor y el cigarro negro casi siempre entre los dedos. La barba le acompañó desde que pudo tenerla, como su compromiso por la justicia y la dignidad social e individual. De ahí que su primer poemario, de 1977, en rústica, prologado por Paco Zaragoza, se titulara “... porque sigo pensando que El pitecanthropus est erectus”. Antetítulo y título como metáfora de lo dicho, de pie, nunca de rodillas. Quizá, no soy experto, este librito de poemas fuera el precursor de lo que se llamó después “nueva sentimentalidad”, para definir la producción poética de una generación comprometida, a pie da calle, cuyo máximo exponente fue o es, Luis García Montero. Y en este periódico hizo trinchera de sus “Piedras lunares”, epígrafe con el que publicó artículos de opinión, de lo cercano y lo lejano, durante más de un lustro. Artículos recogidos en un libro recopilatorio con el mismo título, editado por Diario JAÉN y la Obra Social de la Caja Provincial de Ahorros de Jaén en 1996. Escribió Manolo en su primer poemario esto que leen: “Cualquier día de estos / voy a tener que cambiar/ mi corazón de carne /por otro de piedra / para poder seguir viviendo”. Pero no lo cambió. Vivió y murió con el de carne.

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