Ni goles ni intensidad en un partido pobre en La Juventud

El Mancha Real empata a cero ante el Motril en un duelo en el que fueron expulsados Nando y Garrido

04 nov 2019 / 12:12 H.
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N o era el mejor día. Hacía frío y el tiempo estaba nublado. Unas buenas migas con vino pegaban más que ir a ver el fútbol. Y, pese a ello, fueron muchos los valientes que se abrigaron y se desplazaron al Estadio de La Juventud con al intención de animar a su equipo un partido más.

Una vez allí, los aficionados se llevaron una grata sorpresa. Carlos Jiménez, con molestias en el tobillo y que en principio era baja, jugó los noventa minutos, al igual que Salva Rivas, que empezó y terminó el encuentro con una férula en un dedo de su mano derecha. Sin embargo, los que no pudieron salir de la enfermería fueron Rafa Navarro y Paolo.

Con estas novedades de última hora en la plantilla, el choque comenzó con un claro dominio local. Parecía, incluso, que los verdes iban a ser los encargados de estrenar el marcador, pero eso solo pasa en ocasiones especiales. El primer levantamiento de asiento y el “uuuy” lo hizo Manu Castillo con un pase, pero el balón se paseó por el área pequeña del meta visitante sin ningún rematador.

La actuación del delantero local fue mermando con el paso de los minutos y solamente Torralbo fue capaz de inquietar un poco al portero rival con un disparo cruzado desde la frontal del área, que Jorge se encargó de frenar y, posteriormente, otra acción en la que el esférico se fue al palo derecho de la portería. Mario Ordóñez, que fue de los jugadores más destacados del conjunto que entrena Pedro Bolaños, tuvo la mejor ocasión del partido para los suyos, pero su disparo, desde el punto de penalti, se marchó por encima de la portería contraria. El joven centrocampista, de diecinueve años, fue el epicentro en muchas ocasiones de la creación de juego, así como de la recuperación de balones para el cuadro verde.

También fue increíble que Álvaro, portero del Atlético Mancha Real, no realizase ninguna intervención de las que mejor le definen. Quizá sea porque el partido entre ambos conjuntos se disputó con menos de 48 horas de descanso, puesto que, en una semana, han jugado dos jornadas. Sea lo que fuere, las ocasiones de peligro del Motril fueron pocas, y mínimas si es a tiros a puerta.

Así, con el marcador sin moverse se llegó al paso por vestuarios. En el descanso, muchos aficionados fueron al bar del estadio. Cervezas, sin alcohol por supuesto, fantas, coca colas y bocadillos. Hambre no iban a pasar. Aunque si llegan a saber lo que se les avecinaba en la segunda mitad, otro gallo hubiese cantado. El tostón se veía venir. Algunos ya pronosticaban el cero a cero en la primera parte y no fallaron. No hubo ninguna ocasión manifiesta de gol en los últimos cuarenta y cinco minutos. En el terreno de juego entró Juanfran y no resultó ser efectivo, al igual que tampoco lo fueron Albertillo y David Romero.

El juego entró en varias ocasiones en idas y venidas de las que, sin ninguna duda, salió perjudicado el Atlético Mancha Real. Nando y Garrido fueron expulsados por doble amarilla. Ambos en el descuento. Esto hizo que el equipo de Bolaños, que cumplió su segundo encuentro tras ser expulsado contra el Real Jaén, acabase con nueve jugadores en el terreno de juego y con un punto en el bolsillo, pues el marcador no se movió.

De esta forma, el tiempo pareció nublar al Atlético Mancha Real de cara al gol, un problema que arrastra desde el inicio de la temporada —solo ha anotado siete—, pero no evitó que los aficionados se comieran unas buenas migas con melón al finalizar el duelo.

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