El Madrid conquista Málaga

El conjunto blanco consigue su vigesimooctava Copa del Rey tras doblegar al anfitrión Unicaja

17 feb 2020 / 08:39 H.
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El Real Madrid se proclamó campeón de la 84 edición de la Copa del Rey tras batir al Unicaja en la final disputada en el Martín Carpena (68-95), donde Facundo Campazzo (13 puntos, 13 asistencias y 29 valoración), nombrado MVP de la competición, completó otra actuación magistral y Jaycee Carroll (20 puntos) exhibió su fina muñeca para permitir que el equipo blanco recupere el trono copero tres años después.

Las vitrinas del Real Madrid se vuelven abrir para acoger la vigesimoctava Copa de su historia tras un fin de semana redondo en Málaga, donde batió con mucha autoridad a RETAbet Bilbao Basket, Valencia Basket y Unicaja. En el olvido quedan ya las dos últimas y polémicas finales frente al Barça, al que vuelve a aventajar en tres títulos coperos tras lograr la victoria más amplia en una final con el formato moderno.

Por su parte, el Unicaja, víctima de la “maldición” del anfitrión, cayó en la segunda final de las tres que disputó en la competición. Mermado por la lesión de Jaime Fernández, su mejor hombre en esta Copa y que apenas pudo jugar ocho minutos, no encontró respuestas más allá de la fe de Darío Brizuela (22 puntos). Triste final para un fin de semana en el que Málaga había avivado su ilusión mucho tiempo después.

El Real Madrid calcó de inicio la misma fórmula empleada todo este fin de semana: lo que diga Campazzo. Y el base argentino dijo que en la final tocaba festival desde el perímetro y a la tarea que se puso la patrulla blanca, martirizando a su adversario con un 8/14 en el primer cuarto y medio. Mientas tanto, el Unicaja se marcaba un 0/7 y encima sufría con Jaime Fernández; visiblemente cojo, se marchó al banquillo y ya no pudo volver.

A la carga, liderada por Carroll con 10 puntos en el primer cuarto, se sumó Rudy Fernández con dos triples seguidos nada más comenzar el segundo. El Unicaja seguía sin presentarse en “su” final y el Real Madrid lo aprovechó para avisar con una sentencia rápida (14-35, min. 14), igual que en la semifinal contra el Valencia Basket. Cumplió su amenaza y la final acabó mucho antes de tiempo.

Encima lo conseguía sin el concurso de Walter Tavares, que se fue al banquillo en cuanto cometió la primera falta. Máxima protección de Pablo Laso para su arma letal bajo los aros. El Unicaja buscó líder y Darío Brizuela, puro carácter, no se arrugó para encender por fin al pabellón, narcotizado por el marcador. El escolta anotó 10 de los 12 puntos seguidos de los andaluces, que redujeron la ventaja blanca a menos de la mitad (26-35, min. 18). Rugía el Carpena, y tanto ruido despertó a Campazzo, que volvió a pista para rebajar la euforia local. Después de cinco minutos sin anotar, coincidiendo con el paso del argentino por el banquillo, el Madrid pegó el estirón definitivo.

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