Relatos de cachitos de la historia con firma ilitugitana

El autor escribe sobre rarezas y fetichismos en un libro lleno de curiosidades

22 oct 2019 / 16:58 H.

La historia está cargada de mitos y leyendas, pero entre esas aventuras hay algunas más que reales, aunque puedan parecer lo contrario por lo rocambolesco que esconde. En estas segundas se centra Cachito, cachito mío. Las partes y otros pedazos de personajes de la historia, el nuevo libro del iliturgitano Miguel Ángel Ordóñez, que fue presentado en la Librería Luces de Málaga.

El relato tiene su origen, muchos años atrás, en Jaén, a pesar de que los personajes que se relatan en el libro poco tienen que ver con la provincia. Ordóñez asegura que en una visita a la galería de exvotos del Santuario de la Virgen de la Cabeza se encontró con lo que define como un “museo de los horrores” compuesto por elementos como piernas ortopédicas. “Me marcó y me llamó la atención las historias anónimas que había detrás de cada uno de los objetos”, rememora. Otro hito que marcó al autor fue encontrarse unos calzones expuestos en el Museo del Ejército de Madrid. Así nació el germen de un libro que ahora recoge relatos que pretenden hacer reflexionar sobre qué puede llevar a una persona a querer poseer objetos como el cerebro de Einstein o el pene de Rasputín y todo lo que rodea a la mitificación de algunas personas.

Ordóñez, afincado en Marbella desde hace años después de ser corresponsal de “El País” desde la República Dominicana y Haití, rompe con sus primeros títulos, que versaron sobre el caso Malaya, del que vivió algunos episodios en primera persona. “Es un libro para respirar”, explica el iliturgitano que, además, añade que siempre le ha gustado la historia divulgativa. “Volver los ojos al pasado sirve para desintoxicarte”, sentencia sobre esta nueva publicación que, a pesar de tratar sobre el fetichismo de los trofeos corporales se encuentra tratado con respeto y tan solo pretende “describir algunas de las rarezas del ser humano”.

Son catorce capítulos en los que se trata, en cada uno, una historia singular: la mano de Santa Teresa y su relación con Franco, la ironía del capitán Cook y su muerte cocinado, el nexo de unión entre el perfume Chanel N5 y Rasputín o una peluca confeccionada con el vello púbico de las amantes de un rey inglés.

“Uno de los principales retos ha sido reducir los relatos para convertirlos en un libro”, asegura Ordoñez, que bien podría escribir una publicación sobre cada una de las historias, pero que prefirió centrarse en los aspectos más característicos de cada uno de los objetos sobre los que escribe y para lo que necesitó una amplia documentación histórica.

Al ser preguntado sobre uno de los capítulos que más le gustara escribir, en un principio, se centra en el relato de la mano de Santa Teresa y cómo un militar de Franco se encargaba únicamente de trasladarlo de la mesita de noche del dictador a su despacho en algo que califica de relato con “tintes berlanguistas”, pero pronto salta a Carlos II de Inglaterra y su afición por coleccionar vello púbico, el miembro viril de Rasputín o el Capitán Cook, demostrando que la pregunta es tan difícil de responder que la cuestión sobre qué hijo se quiere más.

Durante la presentación, el autor aprovechó para repasar algunas de las historias que aparecen en Cachito, cachito mío. Las partes y otros pedazos de personajes de la historia y la tarde se convirtió en lo que prometía: un rato divertido que sirvió para dar a conocer esta nueva obra del autor iliturgitano. “La idea es quitarle hierro al asunto, no busco lo morboso de cada una de las historias”, argumenta Ordóñez.

Un libro en el que el escritor interpreta una particular versión del Doctor Frankenstein para trasladar al doctor pedazos de la historia poco conocidos pero que se encuentran relacionados con personajes que cualquiera identifica con facilidad, convirtiendo las páginas entre las tapas en un relicario figurado.