Homenaje a una ganadería señera

Continúan las actividades que Tauroemoción —la empresa gestora del coso de La Alameda— prepara para ofrecer un pórtico a unos festejos taurinos a la altura de una provincia en la que el sentimiento y afición por el toro están muy presentes. Un ejemplo de ello, sin dejar margen a la duda, es la señera ganadería Flores Albarrán. Esta cumple un centenario de vida inmersa en el mar de olivos, concretamente, en las corrientes que emanan de Sierra Morena. Andújar ha sido su enclave, su punto estratégico en el que recaló desde tierras castellanas. Y en la provincia de Jaén continúa, pues sus nobles herederos la llenan de oxígeno y sentimiento pleno hacia la crianza del toro. Cien años de historia, de vida, de un sinfín de recuerdos que podrán disfrutarse, a la par que palparse, en la Sala Cajasur de la capital. De esta manera, “Flores Albarrán. 100 años en Jaén", expansiona por completo un noble sentimiento por el arte del “toreo” y el animal bravo por el que aún respira la ganadería y hace lo posible por mantener viva su esencia y fragancia a amor por la tauromaquia en la provincia.

A la inauguración de la muestra acudió la gerente del Patronato de Cultura, Victoria Jiménez, así como el representante de Tauroemoción en Jaén, Juan Espinosa. No fueron los únicos, puesto que una nutrida afluencia de amantes del mundo del toro acudieron para ser partícipes de una historia cautivadora. Por este viaje en el tiempo de Flores Albarrán, hizo de guía inmejorable el cronista taurino Luis Miguel Parrado. Emprendió un recorrido, de la mano de los asistentes, un recorrido por la trayectoria del hierro, santo y seña del campo bravo de Jaén, cargado de riqueza histórica y de emotividad. Y es que esta última no dejó de sentirse al palpitar sin receso, puesto que, de alguna manera, anduvieron presentes distintos representantes que la ganadería ha tenido en las últimas décadas. De igual modo, miembros de la familia, así como actuales propietarios de la vacada, tomaron parte de un día que pasará a los anuales y memoria de Flores Albarrán. Por si fuera poco, Paloma y Gonzalo Bienvenida, miembros de una saga torera muy ligada a esta ganadería, no quisieron perderse tal emotiva cita. No obstante, para quienes no estuvieran en la inauguración de la muestra y no pudieran presenciar este vínculo de forma directa, podrán apreciar un brillante “rinconcito” engalanado con algunos carteles históricos de corridas en las que participaron miembros de la reconocida familia Bienvenida. Así, uno de los carteles más entrañables, es aquel que anunciaba una corrida, en Villena, en el que aparecen los tres hermanos Bienvenida, quienes incluso lo firmaron. Tres improntas de tinta que confirman un acercamiento férreo entre una familia reconocida en el mundo del “toreo” y una ganadería histórica.

Las paredes de la sala Cajasur desprenden unos silbidos delicados que refrendan un sentimiento que es fácil de palpar al instante de cruzar el umbral de la entrada. Uno de los detalles más cautivadores lo conforman tres trajes de luces que, en su día, portaron toreros que lidiaron con ejemplares de Flores Albarrán. David Valiente y Joselito Rus son sus nombres, junto al de Rocío Romero, una de las pocas mujeres que han toreado con novillos de la centenaria ganadería. Uno de las curiosidades más destacadas la configuran los hierros con los que las reses son marcadas. Algo casto de cada ganadería y que en muy pocas ocasiones se muestran al gran público. Aspectos recónditos y muy especiales que los Herederos de Flores Albarrán mostrarán en una exposición inédita y cuya presencia en la sala Cajasur se mantendrá prácticamente dándole la mano a los festejos taurinos que vendrán en la feria de San Lucas. Si bien, aún quedan por disfrutar las tantas actividades que Tauroemoción tiene preparadas.