Despegando el barro

Rosito, el ganador del primer concurso Sabina por aquí, lanza el disco grabado en el estudio del ubetense

27 ene 2016 / 09:28 H.

Pisó Úbeda, por primera vez, en septiembre de 2014. Llegaba desde Uruguay con una maqueta bajo el brazo con tres versiones de Sabina, las que había grabado para presentarse en aquel concurso que habían convocado en la tierra de su admirado cantautor. Lo había visto por internet y le hacía ilusión participar, sencillamente por eso, por grabar tres temas. La tremenda alegría del primer minuto al escuchar la noticia de que estaba en la final, se dio la mano con el miedo ante el reto, pero no se amedrentó y viajó a España. Todo fue sobre ruedas y Martín Rosito ganó el premio del jurado de la primera edición de Sabina por aquí, organizado por Peor para el sol, y, con él, la oferta de grabar un disco en el estudio del autor de 19 días. ¿Qué más podía pedir?

Quizá no podía, pero llegó un momento que todavía le emociona recordar. De vuelta en Montevideo, solo un mes después, recibió una llamada: Sabina estaba de gira en Argentina y Uruguay —por eso no estuvo presente en el concurso en Úbeda— y quería conocerlo. “Saltaba como un loco en la habitación”, cuenta. Lo invitó al concierto en su ciudad, a cantar con él Peces de Ciudad. Hay un vídeo en Youtube con el momento en el que el de Úbeda lo presenta y cantan juntos. Martín, dice, no puede verlo por la emoción. Y una noche se convirtió en tres seguidas con el maestro sobre el escenario. Allí decía Sabina, en su presentación —con un acento que parece nacido en La Pampa—, que la idea era que los del concurso se hicieran “grandes” para cantar sus propias canciones, y no las suyas. Y Martín Rosito ya lo ha hecho.

Desde aquellas noches, no ha dejado de componer con su hermano, Adrián Rosito, con el que desde muy jóvenes siempre han formado bandas. Y con seis canciones propias, juntos, como Rosito, volvieron a España en julio de 2015. A Madrid, a casa de Sabina, a su estudio a grabar. Allí los acompañó Mara Barros, que puso voz a sus coros, y Borja Montenegro, guitarrista habitual de Ana Belén y Víctor Manuel. Fueron, recuerda, tres días intensísimos, concentrados al máximo para no dejar que los nervios de la primera vez en el estudio —¡y en este estudio!—empañaran la oportunidad.

Hoy este disco es una realidad, Despegando el barro, se llama, y está desde ayer en todas las plataformas digitales. Las copias físicas van con ellos, en sus conciertos de una gira que ofrecerán por España, entre febrero y marzo, con fechas ya en Valencia, Madrid y Barcelona y esperan, pronto, sumar más directos, entre ellos, Úbeda. Precisamente allí están hoy. Han vuelto a esta ciudad que ya considera como una “segunda casa”, les toca promocionar este trabajo. El fruto de estos intensos meses, seis canciones grabadas en formato acústico, dice el músico, con letras muy cuidadas, con toques autobiográficos, que le cuesta mucho definir.

“Estoy haciendo algo que supera lo que soñé”, dice Martín Rosito. No es extraño, la vida de este joven uruguayo, analista de márquetin en una empresa de seguros de Montevideo, ha cambiado por completo en apenas dos años. Cuando era adolescente, soñaba en casa, con la guitarra, que la pared de enfrente era el público, y que triunfaba. Un sueño que destiñó, dice, poco a poco, pero antes de cumplir los 30 se hace realidad, y supera la expectativas. En Uruguay, tras el concierto que compartió con Sabina, ha llegado a colgar el cartel de “sold out” hasta en cinco ocasiones y en España, desde el verano de 2015, tras grabar el disco, ha actuado varias veces en Madrid, Córdoba, Jaén, Úbeda, Granada y Barcelona. Una carrera que se con la que el uruguayo se hace “grande”, como ya intuyó el de Úbeda. Y mal ojo no tiene, si no, que le pregunten a Jorge Drexler.