Pensando en nuestros mayores

08 abr 2020 / 11:43 H.

Yqué es la identidad sino un conjunto de recuerdos que conforman los andares por la vida de nuestros mayores. Esos de quienes a veces olvidamos que han dado lugar a que hoy caminemos sosegados por donde entonces solo se soñaban posibilidades, que materializadas quedan; por lo que hay escuchar jactarse a los conseguidores y conseguidoras de tales utopías.

Es una estrategia terapéutica muy positiva con la que además de practicar la memoria, se fomenta el auto-reconocimiento. Y con ello ayudas a que respondan a la pregunta de: qué he hecho yo con mi vida. Como dice Juan Valderrama: “Hay besos que solo se dan con la memoria”.

Ya que hay muchos y muchas de ellas que pasan tiempo solos, hoy más que nunca, utilicemos los recursos tecnológicos, a poder ser con vídeo, además de para saludar y preguntar si se han tomado la medicación, para dedicar unos minutos a hablar de la foto que más le guste; o su cantante favorito; u otros datos más específicos, según la edad y condiciones, como por ejemplo: cómo y cuándo aprendió a escribir. Además de contar el hecho concreto, traerán a la memoria innumerables detalles asociados a él, y eso es lo que necesitan: ubicación; en especial la emocional. Así que, antes de expresar aquello de “que pesado eres”, recuerda que es necesaria la reminiscencia para conectar el pasado con el presente, y que al ser muchos años de vida, tienen que hacer un recorrido neuronal a través de su memoria semántica, que lleva un pelín de tiempo más que cuando se es joven. Otra cuestión pragmática de la escucha es facilitar la reducción de los síntomas depresivos, al adquirir progresivamente más conciencia del “self”; lo que a su vez conlleva un empuje para la organización de las tareas diarias como secuencias necesarias y propias en este periodo de su vida, y no tanto como una secuenciación que conduzca al final de sus días. Entre silencio y silencio, plantear una breve pregunta como: qué piensas, es igual que abrir una ventana a la ilusión.