“Los meses de julio y agosto nos vamos todos al paro”

Juana García, monitora escolar en Alcaudete, cuenta su lucha con la Junta

16 abr 2018 / 09:35 H.

Mi sueño siempre fue trabajar en un colegio, me llamaron para una entrevista y acudí, cargada de entusiasmo. Enseguida acepté el trabajo. Firmé un contrato de 25 horas en dos centros por un sueldo neto de unos 400 euros”. Esta historia, que muestra la realidad de los casi cincuenta monitores escolares de la provincia, es la de Juana García “Ary”, de Alcaudete, una apasionada de la enseñanza que siempre lleva en el corazón, aunque afecte a sus horarios: “En contrato tengo 16 horas repartidas pero en dos colegios (8 en cada uno de ellos), pero el amor que profeso a mi trabajo hace que nunca mire el reloj ni el día, sigo con el hábito de las 25 horas semanales y si hay que llevarse trabajo a casa o ir por las tarde, se hace, y se hace feliz”.

García es monitora en la escuela infantil Virgen de la Fuensanta y en el colegio Juan Pedro, ambos de Alcaudete, por lo que, por fortuna, no tiene que desplazarse, aunque le consta que más de la mitad de sus compañeros de Jaén lo hacen. “Si hablamos de Andalucía, este porcentaje aumenta considerablemente”, apunta. “Nuestra situación ha sido precaria desde el principio, aunque nadie se hubiera atrevido a denunciar, ahí andaba el lema ‘Si tú no quieres hay mil esperando”. Tras la ardua batalla judicial para reconocerles como trabajadores de la Junta, en la que vencieron, el 8 de enero de 2015 se incorporó a su puesto. “Inocente de mí, creía que todo había terminado, pero poco duró el espejismo, en junio recibimos notificación de ir a firmar el cese, menudo sofocón, ¿Qué cese? Pues sí, a diferencia de todo el personal de nuestra categoría íbamos al paro los meses de julio y agosto. Pues nada, el 1 de julio al SEPE”, dice con calma.

García confiesa que no quiere dejar de hacer su trabajo. “Mi empeño ha significado pasar muchas dificultades y sacrificios, intentando compensar con otros trabajos las carencias que cada vez iban a más en vez de a menos. Qué lejos quedaba la posibilidad de ir estabilizando mi economía”, lamenta. “Somos un colectivo prioritariamente femenino y muchas de nosotras ya con cierta edad (yo tengo 55), y ahora que tanto se habla de jubilaciones, creo que se debería pensar en que estamos sometidas a una precariedad con consecuencias a muy corto plazo”, recuerda.

Confía en una pronta respuesta de la delegada de Educación, Yolanda Caballero, quien las recibió tras la concentración del 11 de abril. “Dijo que haría llegar nuestras palabras a su lugar de destino y somos un colectivo fuerte y unido, así que seguiremos al pie del cañón”.