Litigio por la titularidad de la Torre del Concejo

El Ayuntamiento pone en marcha un proceso para recuperar la atalaya, que el Obispo entiende que es suya

08 jun 2018 / 08:09 H.

La campana de la Torre del Concejo, que en la edad media estaba junto al Ayuntamiento de la ciudad vieja, se tocaba para convocar a los ciudadanos en momentos solemnes, para dar los turnos a los regantes de las huertas que existían próximas a la urbe o para avisar de la inminencia de ataques de los musulmanes. Este mirador fortificado está anexo a la parroquia de San Juan, en el corazón del barrio al que da nombre, en una de las plazas que, pese a no estar excesivamente cuidada, es uno de los rincones más bellos de la capital. Aunque los orígenes del templo se remontan al siglo XI y la atalaya se cree que es del XVI, en estos días se debate quien es el titular de la torre. El Boletín Oficial de la Provincia publicaba ayer un edicto, firmado por la tercera teniente de alcalde y concejal delegada del área de Patrimonio, Rosa Cárdenas, que pone en marcha un procedimiento para investigar a quién pertenece. Y es que la Administración local y el Obispado se disputan su titularidad. Con este procedimiento que pone en marcha el Ayuntamiento también hay que aclarar si la ciudad tiene servidumbre de paso al torreón, a través de la iglesia de San Juan.

No es la primera vez que hay que dirimir si la Iglesia está en posesión o no de un bien que se atribuye. Es famoso el enfrentamiento en los tribunales que enfrentó al Ayuntamiento de Baeza, la otra ciudad que es sede catedralicia en Jaén, y la Diócesis, ya que se le reclamó a la ciudad el legado de la familia Mendívil, que incluía una gran cantidad de edificios públicos. El contencioso duró años, pero, finalmente, la Justicia dio la razón a Baeza. En el caso de la Torre del Concejo, por el momento, la cuestión está en la vía administrativa, aunque esté clara la disparidad de criterios entre el Ayuntamiento y el clero jiennense.

El presidente de la Asociación de Vecinos Torre del Concejo, que opera en el barrio de San Juan y que tomó el nombre del monumento, Francisco Jesús Castro Liébanas, lamenta que el reloj de la atalaya, que era el oficial de la ciudad, está parado desde hace años. También apunta a la existencia de un agujero en la techumbre, aunque, por lo demás, el estado general del inmueble, como apunta, es bueno. Otra cosa es como se encuentre este entorno, en el que, como denuncia con frecuencia el colectivo, es habitual que aparquen coches en la lonja misma de la parroquia. Tampoco se le saca todo el partido al monumento, como critican, con una adecuada iluminación ornamental. En la calle Ayuntamiento, que conduce al templo y se denomina así en recuerdo del tiempo en el que las casas consistoriales estaban en esta parte del casco urbano, se recuperó un solar, con la idea de crear un jardín para el esparcimiento de los vecinos y como atractivo turístico. El estado de este espacio, inaugurado en abril y que tuvo que ser vallado y cerrado, no es el más adecuado, sobre todo, por ser objeto de actos incívicos. No es el único ejemplo de patrimonio en el casco antiguo que necesita una mayor atención y, en algunos casos, se trata de bienes del propio Ayuntamiento.