“La próxima década será clave para el sector del aceite de oliva”

Luis Planas Puchades

09 nov 2019 / 11:18 H.

No quería dejar pasar la oportunidad de una segunda convocatoria electoral sin visitar la tierra que más aceite de oliva produce del mundo. Nada como pisar el terreno para comprobar las bondades y las maldades de un sector que mueve la economía jiennense y que, cuando flaquea, todo se resiente. Luis Planas Puchades (Valencia, 1972) se muestra optimista con el futuro del olivar y traza las líneas por las que luchará desde el Gobierno central si los ciudadanos depositan su confianza en el Partido Socialista. Persona cercana, respetuosa en el trato y dada al abrazo, mira a los ojos de los agricultores, ganaderos, pescadores y silvicultores antes de tomar una decisión.

—¿Qué se le viene a la cabeza cuando pisa territorio jiennense y aprecia el manto de olivar de su paisaje?

—Que lo que estoy hablando existe. Además, lo sé desde hace muchos años. Fui consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía por primera vez en los años noventa y siempre he tenido un contacto muy estrecho con Jaén y con el mundo del olivar. Teniendo en cuenta que estamos en la provincia que produce nada más y nada menos que el doce por ciento de todo el aceite de oliva del mundo, lógicamente es muy importante hablar aquí de cuáles son los retos de futuro del olivar.

—¿Es usted optimista?

—Yo soy muy optimista en cuanto al futuro del aceite, pero también creo que hay que ponerse las pilas y trabajar muy duro para sacar el sector adelante.

—Ya está en marcha una nueva campaña de aceite, en la que se prevé una reducción importante de la producción. ¿Qué mensaje puede lanzar a los agricultores jiennenses que viven con su mirada puesta en el cielo?

—Yo creo que, efectivamente, tenemos una situación de muy baja precipitación, de prácticamente sequía, en la que habrá una producción inferior. Los cálculos que tenemos en el Ministerio son muy aproximados a los que formula la Junta de Andalucía, es decir, con carácter global estamos hablando de una bajada de entre el 32 y el 35% con respecto a la pasada campaña, que hay que recordar que fue récord, con un 1,7 millones de toneladas. Por otra parte, en comparación con la media de las últimas cinco temporadas, estamos hablando de una reducción de entre un 5 y un 7%. Habrá que ver los resultados finales, porque el año pasado nos llevamos una sorpresa al alza. Lo que me importa en este momento son dos temas. Uno, que tenemos un stock de enlace de 755.000 toneladas y, dos, que hay una situación de precios que hay que empujar hacia arriba. Por eso, unido a la noticia de los aranceles impuestos por Estados Unidos en el caso de Airbus, hace unas semanas me trasladé a Bruselas para hablar con la Comisión Europea y conseguí lo que fue aprobado el 31 de octubre, la autorización y financiación de un almacenamiento privado de aceite. Eso es muy importante con vistas al futuro del sector, porque comprende las tres categorías de aceite, el virgen extra, el virgen y el lampante, no tiene límite de cantidad ni de presupuesto y supondrá, por 180 días, el almacenamiento financiado en lo logístico y en lo económico por Europa. Es una buena noticia que por sí sola no solucionará todos los problemas de precios, pero contribuirá a disminuir la tensión entre la oferta y la demanda.

—¿El almacenamiento privado incrementará el precio?

—La medida contribuirá a una mejora, pero el sector tiene ante sí muchos más retos.

—¿Qué puede decir ante quienes reclaman una extensión de la norma para que el sector tenga plena libertad a la hora de reservar el producto?

—Aquí hay varias cosas que nos hacen entrar en el futuro del sector. Lo más importante es que, teniendo en cuenta las nuevas plantaciones y la puesta en producción de muchas hectáreas, alcanzaremos en la próxima década los dos millones de toneladas en España y los cuatro millones en el mundo. Se trata de aceite que, producido, o se vende o se convierte, por efecto boomerang, en algo que bajará los precios. Por lo tanto, hay que venderlo a buen precio. Eso significa ampliación de mercados. En España, muy ligeramente, ha disminuido el consumo de aceite de oliva. Mal podemos predicar en el exterior la bondad de uno de nuestros productos estrella si nosotros mismos no defendemos y practicamos su consumo. Por lo tanto, hay que recuperar el nivel de excelencia que tiene el aceite de oliva en su consumo alimentario, en la dieta mediterránea en España. Dos, hace falta aumentar en el seno de la Unión Europea la venta de nuestros aceites, en lugares emblemáticos como Alemania, que es el que tiene más habitantes y nivel de renta, y otros países que no son productores. Tres, nos hace falta, claramente, ampliar los mercados exteriores. Mantener Estados Unidos, a pesar de los aranceles, y continuar en otros como Brasil, que tiene 240 millones de habitantes, Singapur, Japón y China.

—Le preguntaba por la regulación libre del mercado...

—Efectivamente, en la regulación, el almacenamiento privado es una medida extraordinaria solicitada por el Gobierno de España, pero tenemos que conseguir, y esto tardará meses, porque es un trabajo técnico complicado y una negociación política con la Comisión Europea, con la Dirección General de la Competencia, con la de Agricultura y con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en España, que se nos permita que una parte de la producción pueda ser objeto de almacenamiento, en manos de las propias cooperativas, para ponerlo en el mercado en el momento en el que los precios sean más interesantes. Es una iniciativa de Cooperativas Agro-alimentarias de España que respaldamos. Otro punto importante es el tema de la calidad y la trazabilidad de nuestro producto. Tenemos que mantener unos estándares de calidad y hay que ser rigurosos con las mezclas para que el consumidor pueda saber de dónde viene el aceite y cuál es su origen.

—¿Ve al sector suficientemente unido ante la que se avecina?

—Veo al sector preocupado, y comparto esta preocupación, pero no hay que tenerle miedo al futuro. Creo que siempre será más brillante si trabajamos para ello, y tenemos grandes retos. Por otra parte, depende de los casos y las situaciones. Considero que el sector está unido a la hora de reclamar grandes precios, pero no en cómo lograrlos. Propongo que el Gobierno de España, con las comunidades autónomas, las organizaciones agrarias y las cooperativas, lideremos un proceso para intentar que nuestro producto estrella tenga un peso específico, un rendimiento económico y un valor añadido más importante de cara al futuro. La próxima década es fundamental.

—Volviendo a la bajada de cosecha, ¿cree que la reducción de las peonadas para solicitar el subsidio agrario es la única solución para paliar el daño del olivarero o puede haber más?

—Hay diferentes vías en función de cuál es el papel de cada uno. Hay seguros en relación con el rendimiento cuando descienden por debajo de una cantidad determinada y, en cuanto al personal asalariado, como ya indicó el presidente del Gobierno hace unas semanas, las peonadas tendrán que ser ajustadas a una situación de sequía, por lo que es un compromiso si ganamos el próximo domingo.

—¿A cuántas peonadas?

—Tenemos que ver la situación, en función de la evolución de una campaña que no ha hecho más que empezar.

—¿Dónde ve usted el término medio del precio del aceite de oliva para que tampoco se vea reducido el consumo?

—Si yo tuviera la respuesta a su pregunta, probablemente estaría apostando en un Mercado de Futuros, aunque no lo podría hacer porque el ministro tiene incompatibilidad con las actividades privadas... Hay una expresión inglesa que me gusta mucho, “Good Price”. Un buen precio tiene que servir para cubrir todos los costes de producción y para lograr un margen de beneficios sostenible. Uno de los grandes problemas del sector es que tenemos, tradicionalmente, años con mucha producción y bajos precios y años con menor producción y mayores precios. El factor regulación es fundamental, lo mismo que la apertura de nuevos mercados.

—¿Qué expectativas se abren, en ventas, con Mercosur?

—Mercosur va para largo, no será fácil, porque el proceso de ratificación del acuerdo llevará unos dos o tres años y, también, porque la entrada en vigor tardará más. Una gran ventana es el mercado brasileño, con 240 millones de personas, de los que 35 millones hablan español, por lo que hay una afinidad cultural muy importante. Se abre claramente una perspectiva, lo mismo que en Asia, con Japón como lugar preferente por tener una alimentación muy exquisita en la que se valora mucho la calidad. Hace poco visité una cooperativa en Motril que fabrica, exclusivamente, tomates por encargo para el mercado japonés. Es un ejemplo importante para el aceite. Otros países, como Singapur, y hay que pensar que China, que tiene 1.415 millones de habitantes, sin olvidar Canadá, donde multiplicamos por cuatro la venta de aceite en los últimos dos años.

—¿La estrategia para conquistar nuevos mercados está, entonces, en la calidad?

—La estrategia está en la calidad y en la capacidad de marketing vinculado, en mi opinión, a la alimentación mediterránea. Ahora hay mucha más preocupación que la que tenían nuestros padres y abuelos sobre el contenido nutritivo de la dieta, lo que tiene que llevar a un mayor consumo de aceite de oliva.

—Reino Unido es también un mercado esencial para la exportación. ¿Cómo puede afectar el Brexit al sector?

—Tenemos una preocupación lógica, porque es un factor de irrupción, pero debo decir que, a diferencia de otros productos, como los perecederos, en el caso del aceite, sinceramente, tenemos más posibilidades de mantener y aumentar nuestra presencia en el mercado británico. Me preocupan más, por ejemplo, los aranceles.

—Primero fue la aceituna de mesa, después, el aceite... La Junta de Andalucía anunció ayudas para paliar el daño de los aranceles. ¿Y el Gobierno?

—Hemos dado la mejor ayuda posible: conseguir que la Unión Europea autorice y financie un almacenamiento privado. Es un gran éxito. Habrá también campañas específicas para incrementar nuestra presencia en el mercado estadounidense. Es todavía muy pronto, pero podremos salvaguardar nuestro interés allí.

—¿Por qué otros países, como Grecia o Italia, no lo sufren?

—Debo decir que esto está vinculado al caso Airbus, la fabricación de aviones, por eso hemos sido Francia, Alemania, Inglaterra y España los países más apuntados por parte de Estados Unidos. Es evidente que estamos en una situación bastante complicada, pero dentro de ocho o diez meses tendremos la posibilidad de imponer sanciones a Estados Unidos de idéntico carácter, por lo que tendrá que empezar una negociación en la que espero que desaparezcan esos aranceles. Los casos de Grecia o de Italia, por ejemplo, no son fabricantes de aviones Airbus.

—¿Qué escenario pronostica después del domingo?

—Yo espero y deseo que haya mucha participación. Primero, las elecciones son una gran oportunidad para decidir los próximos cuatro años del Gobierno de España. Segundo, deseo que el Partido Socialista logre una mayoría clara para romper el bloqueo que tenemos en España. Y, tercero, que Pedro Sánchez sea presidente. Tenemos las cosas muy claras y en ello nos va todo lo que hablamos en esta entrevista.

“La próxima década será clave para el sector del aceite de oliva”

La apuesta por el olivar tradicional será clave, en la próxima negociación en Europa, para que la provincia no sufra los recortes presupuestarios que se presumen como consecuencia de la reforma de la Política Agraria Comunitaria (PAC). La postura del Gobierno central, en la actualidad, es clara y, a todas luces, beneficia al sector jiennense.

—Cada año llegan a la provincia más de 360 millones de euros de las ayudas de la PAC. ¿Qué modelo defenderá Europa para evitar recortes en un territorio tan especial, con olivar en pendiente, centenario, de montaña... ?

—Nuestro compromiso no es con el territorio, sino con las personas, con agricultores y ganaderos. Evidentemente, es una promesa del Gobierno mantener la misma cantidad en la próxima PAC y, en cuanto al reparto, tenemos que analizar cuáles son los sectores más vulnerables. Lo tengo muy claro. Teniendo en cuenta que la prioridad no solo será producir alimentos sanos y a buen precio, sino frenar el cambio climático y luchar por preservar el medio ambiente, creo que tenemos que hacer del apoyo al olivar tradicional uno de los ejes de la próxima PAC.

—¿En qué sentido?

—En un triple sentido. Apoyo a la actividad económica, a la social y a la paisajística. Por lo tanto, lo digo claro, vamos a apostar por el olivar tradicional, el centenario, en pendiente y, en definitiva, el de una calidad que yo creo que ese superior a la media y que tiene unas características sociales y ambientales que merecen un respaldo económico.

—¿Habrá recortes?

—Intentaremos conseguir una dotación global y ver a qué sectores va dirigida. Después, habrá que organizar el apoyo. Usted misma lo ha dicho. Si la mayoría del olivar jiennense no es intensivo o superintensivo, sino tradicional y clásico, es absolutamente normal que la provincia quede bien parada desde el punto de vista presupuestario. Nosotros no financiamos hectáreas, sino agricultores que hacen un trabajo muy importante. Todo esto forma parte de nuestra estrategia de preservación de nuestro medio rural, porque no queremos que nuestros pueblos se queden vacíos.

—En el tiempo que lleva en el cargo, ha sufrido inundaciones, sequía... ¡Menudo tiempo le ha tocado para ser ministro de Agricultura!...

—(Interrumpe). Yo creo que, desde los tiempos de la Biblia para acá, el mundo ha sido difícil, aunque ahora lo es un poco más por culpa del cambio climático, frente a quienes lo niegan. Siempre ha habido ciclos, pero el actual está agravado por las consecuencias de las emisiones a la atmósfera del CO2, entre otras cuestiones que afectan mucho a las temperaturas y al sector agrario y ganadero, desde el punto de vista de las temperaturas, la sequía y fenómenos más radicales que se producen con mayor recurrencia. Es una realidad ante la que hay que adoptar medidas, por lo que defendemos que la agricultura del futuro sea sostenible y que tenga en cuenta la preservación del medio rural.

—¿Aspira a continuar?

—Aspiro a trabajar en lo que el destino me marque. Es un gran honor servir a España, a los agricultores, ganaderos, pescadores y silvicultores.

“La próxima década será clave para el sector del aceite de oliva”

Es habitual que, en una visita a una tierra eminentemente aceitera, el ministro encargado de la cartera de Agricultura, Pesca y Alimentación hable, fundamentalmente, de olivar. Sin embargo, la ganadería es otro sector que también vive pendiente del cielo y que, cuando aprieta la sequía, cuesta más dinero mantener un negocio que tampoco vive una excelente situación ni de precios ni de prestigio social en los modernos modelos de alimentación.

—Los ganaderos sufren las consecuencias de la ganadería y la necesidad de ayudas contribuye también a esa España vaciada tan en boga. ¿Qué puede hacer el Gobierno de España?

—La ganadería extensiva constituye también otro de los sectores cuya problemática debe merecer el apoyo de la próxima Política Agraria Comunitaria, porque es una de las que contribuye a preservar nuestro territorio. Hablamos de la España vaciada, en la que juega un elemento fundamental, por lo que recibe un apoyo específico y debe continuar recibiéndolo. Nosotros lo haremos.

—Otro sector, el hortofrutícola, aunque no afecta de lleno a Jaén, tiene prevista una manifestación para el próximo día 19. ¿Cómo ve las reivindicaciones?

—Yo lo digo con todo el respeto. Comparto la preocupación de quienes, desde el punto de vista legítimo, reivindican un precio más justo a su trabajo y a su esfuerzo, pero estamos en una economía de mercado y el Gobierno central, al que represento, no puede fijar ningún tipo de precio, ni la Junta de Andalucía ni ninguna administración que se precie. Trabajaremos en buscar estrategias. Por ejemplo, en el sector hortofrutícola, un problema grave que se nos plantea es la aparición de nuevos productores con costes laborales muy inferiores a los españoles. España ha dejado de ser un país barato, y no queremos serlo, sino una de las doce economías del mundo y tener un salario digno, lo que supone más costes desde el punto de vista empresarial.

—¿Cómo se puede compensar esta situación?

—Yo estoy convencido que la única manera de combatir algo así es a través de la calidad, la innovación y la competitividad. Somos la huerta de Europa, por lo que estamos muy bien situados, pero hay que hacer buen trabajo, cambios y esfuerzo.