La provincia acumula ocho meses aciagos en número de visitantes

Ni uno, ni dos, ni tres. Son ya ocho. Ocho meses aciagos los que suma el mar de olivos en cuanto al sector turístico se refiere. Una situación que no termina de levantar cabeza, a pesar de los esfuerzos de las administraciones y los agentes implicados. No hay más que echar un vistazo rápido a las cifras que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, en el que se reflejan los números del mes de agosto. La provincia jiennense recibió a poco más de 51.706 turistas. El mejor de este verano, pues junio y julio registraron a 48.103 y 42.069 visitantes, respectivamente. Sin embargo, se encuentra lejos de mayo, por ahora el mejor mes del año, con unos 55.150 viajeros que pusieron rumbo al mar de olivos. Números que provocan alivio al compararlo con el que, hasta la fecha, fueron los días más crudos para el sector, a comienzos de año, pues en enero el INE registró a apenas 25.727 turistas.

¿Qué ocurre en la provincia de Jaén? Es una pregunta a la que también intentan buscar respuesta desde la Asociación de Alojamientos. José Ayala, presidente del colectivo, confiesa que están preocupados, no solo por estos datos, sino también por la media de pernoctaciones, que desciende. “El cliente ahora mismo pasa menos tiempo con nosotros que antes y, para que se quede más tiempo, es necesario que disponga de una amplia oferta, sobre todo después de lo que le ha costado llegar, que al menos haya atractivo en el destino”, dice Ayala. También lo pone en relieve el Instituto Nacional de Estadística, con 103.444 pernoctaciones este mes de agosto, lo cual hace una media de dos noches por visitante. Una cifra que no logra crecer y que a lo largo del año oscila entre el dos y el tres, aunque es más común que permanezca igual de bajo.

Es evidente que los números no son amigos de la estadística jiennense, según indican desde la Asociación de Alojamientos de la provincia, e inciden en que “la única forma de conseguir” un crecimiento en la cantidad de visitantes al mar de olivos es “tener un proyecto singular, con una oferta complementaria singular, que sea atractiva con turismo”, subraya su responsable, Ayala.

Tal como apuntan dentro del colectivo, Jaén “funciona” en la recomendación, es decir, de visitantes que tras conocerlo le aconsejan a otra persona ir al “paraíso interior”. Pero, de cara al turista que “se repite”, es esencial que haya novedades en el panorama, con distintos proyectos. Algo que a la provincia, al parecer, le falta, según apuntan desde el sector, por lo que necesita de una “reforma integral de mejora”.

Hay acciones que se muestran como ejemplo positivo de lo que solicitan, como la Ruta de los Castillo y las Batallas o Viaje por el Tiempo de los Íberos, iniciativas que se promueven en encuentros turísticos como Fitur y que son “portada” de cartel a la hora de vender la provincia al visitante, ya sea nacional o extranjero. Sin embargo, “hay mucho que hacer”. “Hemos propuesto iniciativas desde la asociación, pero todo está parado”, afirma Ayala. Asimismo, sería importante hacer una valoración de estas actividades y recomiendan realizar un estudio en el que los turistas hablen de su opinión sobre las visitas y hasta qué punto son una razón para visitar la provincia o la conocieron a través de ese programa, pues, es posible, que el turista “que trae dinero” acuda a tierras jiennensas por esa razón u otra que “se desconoce” por falta de un análisis más amplio.

De todas formas, desde el colectivo se muestran favorables por este tipo de proyectos. “Vamos para 2 años sin crecer en el sector, y si no fuera por este tipo de actividades, iríamos mucho peor”, confiesa Ayala. El recién celebrado Consejo de Turismo Provincial, en el que se habló de una veintena de acciones promocionales en Jaén, Andalucía y fuera del país, se mostró el plan para 2020. “Todo eso nos parece muy bien, que se lleven a cabo iniciativas y se impulse a la provincia, pero luego habrá que ver hasta qué punto llegar y se finalizan y, sobre todo, si son efectivas para que el turista se quede en Jaén”, concluye Ayala.