“Esta covid destruye pulmones, pero que no destruya el corazón y la vocación sanitaria”

Tiene 20 años de experiencia como enfermera. De ellos, 11, en dos etapas, en el centro de salud de su pueblo, Villanueva del Arzobispo. La llegada del coronavirus les obligó, como a todos los sanitarios a una intensa y rápida adaptación. “La verdad es que fue una reinvención en el trabajo y acoplarnos a una situación nueva y a un virus desconocido”, explica. El teléfono y otros medios tecnológicos aportaron soluciones, pero no todas. ¿Cómo es ahora el panorama? “Se han reactivado las consultas especializadas en hospitales y las personas que van necesitan tener sus pruebas de PCR antes, por lo que seguimos en guardia porque esto sigue con nosotros”, dice en alusión al coronavirus. Elogia, sin reservas, el comportamiento de su pueblo: “Tenemos que destacar que Villanueva es un pueblo muy solidario. No donó material, pantallas, mamparas para la atención la público... El pueblo se ha volcado. Villanueva lo está haciendo bien. Estamos en contacto con en contacto con el Ayuntamiento, Protección Civil y Policía Local. Y en el centro los compañeros vamos a una, muy unidos. Es bueno sentir el calor, no sólo del uniforme sino el de la gente y sentirte arropado por ellos”. ¿Reflexiones? “El dolor es difícil de olvidar. Hemos perdido algún compañero; ha muerto mucha gente y está el miedo a contagiar a los tuyos, pero vamos a seguir luchando hasta que esto no acabe”, contesta. ¿Autoestima profesional? “Soy positiva, siempre con la sonrisa en la boca. En tiempos de crisis, sonreír es revolucionario. Esta covid-19 destruye pulmones, el sistema circulatorio, pero el corazón y la vocación de los sanitarios que no la destruya, por Dios”, exclama. ¿Y el futuro? “Por lo menos que seamos mejores personas. Que se nos siga respetando. No quiero ser hoy héroe y mañana villana”, concluye sonriendo.