Era hoy un viernes para trampear

    12 abr 2019 / 11:57 H.

    Para los buenos católicos de antaño, larga se hacía la Cuaresma, sin carne ni tálamo; y alegres esperaban el “Viernes de Dolores”. Los ricos trapicheaban la cuarentena, saltándose a la torera el catecismo, comprando bulas al por mayor, para comer carne y no pecar. Los pobres eran quienes ayunaban de verdad, más por imposición del estómago que por devoción. También estos se las buscaban para trapichear y comer y beber sin pecar, inventándose días de jarana, disfrazados de religiosidad cuaresmal. En casi todos los pueblos de Jaén había fiestas de este tono, consentidas y alentadas por hambrientos clérigos del lugar. Por citar algunas, en Ibros “Los Viernes de Lázaro”; en Porcuna, “Los Jueves de Lardero” o en Cabra, “El Entierro de la Zorra”. Fiestas en las que corría el vino y la pringue, con la excusa de matar al diablo. Hoy, por privilegio especial, solo en Arjona se saltan el ayuno y la abstinencia de este Viernes, para ellos, patronal. Para el pueblo hoy es Viernes de Dolores desde que en 1472, un papa lo decretó; aunque, en 1814, otro papa, por capricho personal, la cambió a septiembre, concretamente al 15, en donde litúrgicamente hoy está.