El índice de envejecimiento de los jiennenses alcanza un 131,45%

El aumento de la esperanza de vida y la baja natalidad arrojan luces y sombras

08 jul 2019 / 12:13 H.

Una mesa de camilla. Esta es la forma que representa a la población de Jaén. Sí, puede que, en estas fechas donde algunos termómetros alarmistas de la capital llegan a marcar los 50 grados, muchos puedan pensar que este epíteto de la calidez y la comodidad no se asemeja a ellos en absoluto. Sin embargo, las cifras miran más allá del ideario común sobre lo que es una “mesa de camilla”. Así, al menos, lo demuestran los últimos datos publicados por el Instituto de Estadística de Cartografía de Andalucía (IECA) en cuanto al envejecimiento de la edad media de los jiennenses se refiere. ¿Qué relación tiene esto con el lugar favorito de todos para pasar el invierno? El catedrático de Sociología de la Universidad de Jaén, Felipe Morente, explica que la población jiennense pasó a tener tal baja tasa de natalidad que, unida a una alta esperanza de vida, hace que, lo que normalmente se conoce como una pirámide poblacional, haya pasado a tomar forma de una mesa de camilla donde todos los sectores generacionales tienen, aproximadamente, el mismo número de personas. ¿Más identificados ahora?

De hecho, según apuntan los últimos informes publicados por la Junta de Andalucía en junio de este mismo año, los aceituneros altivos son los que presentan un índice de envejecimiento más alto de toda la comunidad, siendo este, en 2018, de un 131,45% en una evolución que data desde 1975. Un número que queda bastante por encima de la media andaluza, que se sitúa en el 105,08%. Sobre el resto de provincias, cabe destacar que (a mal de muchos...) Córdoba sigue de cerca a la jiennense con un envejecimiento del 126,53%, y Granada con un 113,48%.

En lo que respecta a las cifras más concretas sobre esta continua “maduración” en la media de la edad de Jaén, las estadísticas del IECA exponen que las mujeres son mayores a los hombres. Así, en el mar de olivos, ellas tienen una media de edad que llega en 2018 a los 44,3 años (diez más en comparación a los primeros datos del estudio, que se remontan a 1975). Por su parte, ellos se acercan más a la edad media andaluza (40,4) y, aunque algo mayores, se quedan en 41,7 años. En ambos sexos se observa un incremento constante en las edades y, aunque en 1975 la provincia con una media de edad mayor era Huelva, Jaén se posiciona actualmente como la “hermana mayor” de la región andaluza.

Para comprender con más profundidar estos datos, Felipe Morente explica que hay varios factores responsables de que Jaén haya llegado a protagonizar los rangos más altos de envejecimiento en su población. Por un lado, indica, está el proceso de evolución del ser humano hacia la longevidad, lo que proviene del desarrollo de las nuevas tecnologías, de los avances médicos, clínicos y sanitarios y de “todos aquellos factores que inciden directamente en la esperanza de vida y hacen que esta haya crecido hasta unos niveles insospechados hace solo dos décadas”. Esto hace que cada vez haya una mayor expectativa y esperanza de vida y, por lo tanto, que la madurez de la población sea mayor. Ahora bien, subraya que esta “madurez” habría quedado compensada, en cierto grado, si hubiese crecido más la tasa de natalidad y la fecundidad de la población se hubiera mantenido en unos niveles aproximados a los que había en los años sesenta. “Vemos que, aun siendo Jaén una provincia históricamente fecunda, desde que nos incorporamos a los patrones culturales de la modernidad y las sociedades avanzadas, la cultura de la procreación se ha visto no solamente disminuida, sino que se ha dado la vuelta. Somos de los países en general, y Jaén se observa también, con las tasas de natalidad más bajas del mundo”, detalla el catedrático.

Así, Morente especifica que la evolución de la edad de la población puede analizarse desde “una línea estructural de toda la sociedad y en otra que afecta a las propias personas”, por lo que este fenónemo demográfico presenta tanto luces como sombras. “Desde el punto de vista de la esperanza de vida mayor, es algo positivo. Esto, realmente, es un logro de la civilización. No se puede cuestionar el hecho de que podamos tener en la actualidad una esperanza de vida de en torno a los 85 años en las mujeres y de 80 en los hombres sea un dato desconocido a lo largo de la historia de la humanidad”, asegura, a la vez que contrapone que el fenómeno del envejecimiento, sin que en la base de la pirámide poblacional (se conoce por esta forma al tener, normalmente más personas jóvenes en la base y un decrecimiento en las generaciones mayores) no existan nuevas entradas de población, no compensar dicha pirámide. De hecho, comenta: “Ahora resulta que, en lugar de estar en una pirámide, estamos en una mesa de camilla”, insiste el experto, quien apunta que, para combatir esto, se pueden aplicar diferentes políticas sociales.

La población autóctona podría llegar a desaparecer

Los factores que inciden en el aumento significativo en la media de edad de la población jiennense muestran, en positivo, que una mayor esperanza de vida es “un logro de la civilización”. Sin embargo, Felipe Morente advierte: “Que no haya natalidad es un problema serio, porque esto, en reducción al absoluto, terminaría agotando a la población. De hecho, ya hay más mortalidad que nacimientos, es decir, que estamos en un crecimiento negativo”. Así, expone que, bajo una hipótesis temporal donde población autóctona local y la nacional mantuvieran estas pautas demográficas, “llegaría un momento en el que habría una población muy envejecida y muy poca población joven, con lo cual, sería una pirámide invertida que pasaría, después, a ser cada vez más pequeña en volumen y área, pues la propia población iría disminuyendo en números absolutos”.

La edad media de Jaén, en detalles

Los más envejecidos

Según apuntan los últimos informes publicados por la Junta de Andalucía en junio de este mismo año, los jiennenses son los andaluces que presentan un índice de envejecimiento más alto de toda la comunidad, siendo este, en 2018, de un 131,45% en una evolución que datan desde el año 1975.