Abuelos y nietos con distancia social

    14 may 2020 / 12:03 H.

    Malos tiempos para el cariño en tiempos de pandemia, el cariño es una de las palabras más completas definida por la Real Academia Española (RAE), trae aparejada: amor, esmero, regalo y nostalgia.

    Un cóctel de sentimientos en una sola palabra, de la que ahora mismo predomina solamente la nostalgia, y que abuelos y nietos están sufriendo desde hace ya casi dos meses; además, con la poca esperanza de que el panorama actual se alargará en el tiempo y que no habrá espacio para el encuentro cercano y amoroso que ellos conocían, sin llegar a comprender que teniendo a sus abuelos o a sus nietos frente a ellos, deban guardar la distancia social y si le rozan las manos tengan que frotarse con la furia de un cirujano para desinfectarse del contacto de la persona por la que daría la vida sin dudarlo. ¿Están preparados para la “nueva normalidad”?, esta pregunta tiene una respuesta rotunda: no.

    Desde que ese virus invisible llegó a sus vidas todo cambió. Al principio la distancia la han ido sobrellevando con la tecnología, videollamadas interminables que comenzaron siendo grupales y que poco a poco han ido perdiendo la magia de verse; hace falta contacto, cercanía y, cómo dicen los mexicanos, “apapacharse”, lo que se traduce en abrazar, pero con el alma.

    En este nuevo escenario habrá que rehacer el papel de todos los familiares en este nuevo tablero, es el momento de demostrar a nuestros mayores que no solo eran visitados a diario para hacer de canguros o aportando su trabajo para que la familia extensa viviera una normalidad diaria con su aporte y su esfuerzo; son nuevos tiempos donde ellos ahora son el bien a proteger. Sí estará clara esta afirmación que hasta Unicef, en un artículo reciente, habla de los abuelos destacando que son “Más que cuidadores: educadores”, ya que siempre han aportado elementos que enriquecen la educación y el desarrollo de los más pequeños de la familia, y que esa entrega no prescribe a los 18 años de edad, continuará, como dicen ellos, con un orgullo a prueba de covid “mientras el cuerpo me haga sombra”; los abuelos son el nexo de unión entre generaciones, transmiten la historia familiar, ejercen una influencia intergeneracional, generan lazos emocionales claves de cariño libre y, cómo no, ejercen el papel clave de mediadores.

    Los nietos también juegan un papel fundamental, motivan, integran y comparten nuevas realidades con ellos y los alejan de la soledad no elegida.

    El reto está ahora en apuntalar todo ese cariño, que abuelos y nietos generen nuevas estrategias para seguir potenciando sus vínculos en el espacio y con las herramientas que puedan disponer, llamémosle nueva normalidad o conviviendo con ese tercero en discordia que vino a cambiarlo todo.

    No olvidemos que, cómo decía Saramago, “siempre acabamos llegando donde nos esperan” ; así que, abuelos y nietos, a quererse y a protegerse de la manera que pueda hacerse ahora, hay que ir liberándose de la nostalgia y vivir el presente con las nuevas reglas que no impiden romper vínculos y abandonar nuestro puerto seguro, que sigue lleno de amor, esmero y afecto.