La procesión de la libertad renueva el compromiso con su historia

Todos los ojos miraron ayer las terribles ataduras del Señor del Perdón, que destilaron libertad a manos llenas. La salida de su procesión fue tan histórica como el acto de liberación que, tras cuarenta años sin celebrarse, regresó a la Pasión jiennense.

17 abr 2014 / 09:20 H.


La colosal comitiva de Cristo Rey era, antes de su salida, una ordenada multitud que, en el templo, ocupaba los lugares destinados para cada puesto. Lo normal en esta cofradía inspirado, pero que jamás improvisa. De cualquier manera, si lo hiciese seguro que le saldría bien. Todo parecía como siempre, pero la realidad era extraordinaria. Y mucho.
Empezó a serlo cuando el misterio del Prendimiento zarpó —no se le puede llamar a eso salir, sería degradarlo— y se adentró en la alta mar de su barrio mientras la música le rendía honores con “Costaleros del Amor”. Y es que el paso atrás, antes de irse a compás largo, es una de las causas de estremecimiento más justificadas de la Pasión de aquí.
Jesús del Perdón no le ahorró hermosura a su partida, pero todos los ojos se olvidaron un poco —la historia así lo quiso— de su trono para fijarse en ese pergamino envuelto en moaré rojo que, entre las manos prisioneras del Señor, contenía libertad. Tenía remitente —el Cielo— y destinatario —Antonia Martínez, la rea indultada—. A falta de cárcel vieja, la elegida rubricó la oportunidad de su vida junto con el hermano mayor de la cofradía, Rafael Mariscal, en la Comandancia de la Guardia Civil, donde se dieron cita testigos de ayer, hoy y mañana. En compañía de siete presos del Centro Penitenciario de Jaén, Martínez cargó una cruz y, vestida con el traje estatutario, se fue con Cristo.
La Virgen de la Esperanza hizo, otra vez, pequeñas las avenidas y las calles y pobló con la brisa necesaria que repartió su manto verde la mayoría de las aceras. Solo un largo poema —y se quedaría corto— serviría para aproximarse a la crónica de lo sucedido cuando El Perdón, este año, se convirtió —ojalá que para siempre— en la procesión de la libertad.