“Yo me quité los tatuajes antes de opositar y saqué plaza. Es una injusticia”

Pilar Godoy denuncia la impugnación al final del proceso

31 jul 2018 / 08:20 H.

Su historia se hizo viral: una aspirante a psicóloga militar fue expulsada del proceso de selección por lucir un tatuaje en el empeine. La denuncia corrió como la pólvora por ser una situación discriminatoria para la mujer. La cuestión radica en que estos tatuajes no pueden ser visibles con los distintos uniformes de las Fuerzas Armadas y las mujeres, en el de gala, llevan falda y tacón, aunque su uso es opcional. La afectada recurrió el proceso selectivo y contó su situación en todas las televisiones y periódicos que pudo. España se indignó, el Defensor del Pueblo tildó la situación de discriminatoria y, una semana después, Defensa anunció que cambiaría las bases para el acceso a las Fuerzas Armadas para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres en futuras convocatorias. Hasta ahí todo bien.

Pero, ¿qué ocurre el 20 de julio? El Ministerio que dirige Margarita Robles publicó una comunicación dirigida a los opositores —unos doscientos que aspiran a siete plazas— que ya habían realizado todas las pruebas: “Como consecuencia de las dos resoluciones adoptadas por la Subsecretaría de Defensa, referentes a la readmisión de dos aspirantes excluidas del proceso de selección [...], se comunica a los opositores que presentaron su solicitud [...], que se va a proceder a celebrar nuevamente las pruebas para quienes hayan superado las de aptitud psicofísica”.

Fue, sin duda, más que un jarro de agua fría lo más parecido a una pesadilla para siete de estos opositores. Una de ellos, la jiennense Pilar Godoy Ortiz, de Torredelcampo: “Son cinco pruebas, la física, el caso práctico, inglés, el teórico y el reconocimiento médico. Hechas todas, teníamos la nota de cada una, publicadas oficialmente como todavía lo están hoy. Solo faltaba por salir la sumatoria”. Ella había quedado en sexta posición y tocaba ya con los dedos un sueño, el de ser psicóloga militar. El trabajo e ingente esfuerzo de tres años habían dado frutos, una de las siete plazas era suya. Y hasta lo celebró. Diez días después de la comunicación de que se van a repetir todas las pruebas, todavía no da crédito a lo que está pasando. “Es una injusticia”, repite una y otra vez. Ella, junto con los seis compañeros —tres andaluces y el resto son de Madrid— que viven la misma situación, no dejan de acudir a diario al Ministerio de Defensa a pedir información de su situación, especialmente, sobre las dos resoluciones de la Subsecretaría a las que alude la comunicación y que, según Godoy, “no están publicadas ni en el BOE, ni en el Boletín Oficial de Defensa”, “No nos ofrecen esta información”, reclama. “Estamos estudiando todo el margen legal”, asegura. Ayer mismo recibía una carta en la que la instaban a que si quiere seguir dentro del proceso, tiene diez días para notificarlo. “Si no lo hago, no sé si me quedo fuera directamente de las oposiciones”, reflexiona muy contrariada. Pero su indignación no queda ahí: “Yo tenía dos tatuajes, uno en cada tobillo, y me los quité antes de las oposiciones. Empecé un tratamiento con láser y después me operé para quitármelos”. Lo cuenta mientras que muestra las cicatrices. “En la convocatoria de las oposiciones lo pone muy claro”, explica mientras que muestra la disposición del BOE, publicada el pasado 26 de abril. Su punto 1.2.1 dice textualmente: “Tampoco son permitidos los tatuajes, argollas, espigas e inserciones, automutilaciones o similares que pudieran ser visibles vistiendo los diferentes tipos de uniformes de las Fuerzas Armadas”.

“He cumplido las normas, he pasado las pruebas y he sacado las mejores notas, ¿por qué tengo que repetir los exámenes?”, se pregunta. En el caso de la impugnación se plantea que por qué no se realizó antes de que los opositores se enfrentaran a todas las pruebas, un proceso largo y complicado. “Hay otras opciones para solucionar la situación antes que volver a hacer el examen”, reflexiona. No es justo, repite, que sean ellos siete los damnificados. “Para el resto de opositores es una segunda oportunidad para intentar conseguir una plaza”, lamenta. “Sí recibimos el apoyo a diario de muchos militares y gente de todo el país”, añade.

Tiene muy claro que va a seguir luchando para conseguir su objetivo, ser psicóloga militar. “¿Pero cómo nos ponemos ahora a estudiar de nuevo?”, se pregunta. Curiosamente, bajo las cicatrices de sus tobillos, hasta hace poco se leían dos letras: alfa y omega, el principio y el final.

más datos

recogida de firmas. Los siete opositores afectados se han unido y, entre otras medidas, han iniciado una recogida de firmas en la plataforma Change. En una semana han conseguido más de 8.500 apoyos. “Superamos todas y cada una de las pruebas, nos ajustamos al BOE pertinente y logramos colocarnos en posición de plaza”, explican.

nuevas convocatorias. Las bases de los próximos procesos selectivos, como anunció Defensa, llevarán esta modificación: “Los tatuajes, argollas, espigas e inserciones, automutilaciones o similares no serán visibles vistiendo el uniforme de las Fuerzas Armadas común para la mujer y el hombre”.

seis mujeres y un hombre. Los afectados por la decisión de Defensa de repetir las oposiciones, tras la denuncia de discriminación a la mujer, son precisamente seis mujeres y un solo varón. Se han unido bajo el colectivo “Defendiendo 7 plazas” para luchar por lo que han conseguido dicen, con todas las de la ley y mucho esfuerzo, en los exámenes.