¡¡¡Viva San Silvestre bendito!!!

Misa y procesión, banderas al viento y hasta subasta de los roscos bancos

02 ene 2018 / 08:20 H.

Era una mañana de cielo encapotado y amenaza de lluvia, mañana fría, como suele ser cada invierno en Huesa, pero no importa, que San Silvestre procesiona cada fin de año bien arropado por los hueseños. La plaza de la iglesia es un hervidero a los primeros cohetes que lanzan los “cargos”, vecinos de Huesa sobre los que gira la celebración y que van llamativamente ataviados con uniformes militares del siglo XVIII, origen de tan llamativa tradición. Este año los encargados de mantener viva la llama han sido José Manuel Sánchez Abril (capitán), Pedro José Moreno Garvín (alférez) y Ángel Jesús Jordán Padilla (sargento y portador del Guinche, un arma de hierro arrebatada a las tropas enemigas que servía para todo). Junto a ellos, como todos los años, un personaje singular de Huesa, que cuenta con una placa en la fachada de la iglesia por su perseverancia y altruismo, el tamborilero Domingo Monge Rodríguez; nunca se cansa de tocar, sea mañana, tarde o noche, incluso de madrugada, el tambor de Domingo siempre suena, ninguna fiesta sería igual sin él.

No hay fundada cofradía de San Silvestre, curiosamente, pero al patrón lo tutela el Ayuntamiento, con Ángel Padilla y Pablo Carmona, alcalde y concejal de Festejos, respectivamente, mentores de todo cuanto se hace, en perfecta armonía con los sacerdotes. José Antonio Mármol Gómez, natural de Los Villares, y gran conocedor de sus feligreses, ofrece una homilía cargada de sentimientos, dando la bienvenida a cuantos acuden a Huesa a pasar la Navidad desde sus lugares de trabajo en otros puntos de España; está acompañado, en una iglesia repleta de vírgenes y de cristos, del recién llegado Fernando Bravo Miralles, que hace la lectura del santo Evangelio, además, el día de la sagrada familia. Es una misa concelebrada y también cantada, por un coro de parroquianas de linda voz e instrumentos ancestrales, las dirige con esmero Ana Ortiz Cotes. Tras la misa, el santo y sus grandes roscos salen a la calle a hombros de costaleros de toda la vida, no cejan los “vivas a San Silvestre bendito” calle arriba, calle abajo, una hora de procesión en la que suena la música de “A mi Huesa” y el tambor de Domingo. El cielo se abre y con el sol, los malabares con las banderas, un verdadero espectáculo; saltan entre el público los hermanos Ignacio y Ángel Molina Bayona, Francisco Molina Díaz, mujeres como María Josefa Expósito Leiva y Gema Jardán Leiva y los niños Antonio David Martínez Padilla y José David Martínez López. Fin de fiesta.