La fiesta del restaurado San Isidro

El joven Miguel Ángel Calero se encarga de reparar la imagen del patón del labrador

20 may 2017 / 16:00 H.

Muy esperada. El día de San Isidro Labrador, a pesar de que este año no era fiesta de carácter local, se vivió con intensidad en el municipio, con diferentes actos organizados por el Ayuntamiento con la directa colaboración de las cooperativas San Isidro, Vera Cruz y San Francisco. En la noche previa, como es habitual en los últimos años, se celebró una verbena popular en la Plaza Mayor, que contó con la música de Leo Rubio en un entorno preparado con un chiringuito en común para recaudar fondos para la parroquia. La velada estuvo muy animada.

Al día siguiente, la comitiva procesional con la imagen, que lució restaurada, salió desde la parroquia de San Andrés y, después de recorrer las calles del municipio, terminó en las instalaciones de la cooperativa San Isidro, donde se ofició una santa misa presidida por el párroco, Bartolomé López. El desfile estuvo acompañado por infinidad de vehículos agrícolas, alguna carroza y caballos, que llenaron de colorido las calles del municipio. A la llegada se entregaron trofeos y obsequios a los participantes.

Tras la celebración religiosa, se pasó a la festiva, ya que hubo cerveza y vino gratis para los agricultores. Además, se organizó un servicio de barra a precios módicos, que puso la cofradía del Nazareno. Los vecinos elogiaron el trabajo realizado por el restaurador local Miguel Ángel Calero, quien subrayó: “En los exámenes previos sobre su estado de conservación, el trabajo se presentaba difícil, pero las sorpresas no se iban a hacer esperar”. Explicó que el 21 de junio llegó la imagen a su y, a partir de ahí, empezó una labor ilusionante. Agregó: “La imagen fue pintada completamente hace años por alguien sin preparación que tapó lo que en ese momento quedaba de original. Pero este repinte que cubría el cien por cien de la obra no hacía más que ocultar problemas aún mayores, derivados de intervenciones puntuales realizadas por personas cercanas a la imagen que, lejos de solucionar el problema, lo complicaron aún mas, por lo que la última optó simplemente por pintar completamente la obra. Es lo que ocurre cuando las restauraciones no son controladas por una cofradía responsable”.

El restaurador manifestó que su trabajo partió desde la “oscuridad total”, ya que las pocas fotografías existentes de la obra antes de ser repintada eran escasas y de mala calidad, por lo que las referencias documentales no eran fiables. Después, matizó Miguel Ángel Calero: “He podido comprobar que en las imágenes cedidas por distintos vecinos de Villanueva la imagen ya aparecía alterada por la oxidación de pigmentos y barnices y no mostraban los tonos originales que otorgó José Dies López en Valencia, a primeros de los cuarenta. En este sentido, la premisa era recuperar el original, esfuerzo en el que basé toda la intervención”. El restaurador eliminó añadidos, reconstruyó pérdidas de volumen y de capa pictórica y estabilizó grietas durante casi diez meses. Para Miguel Ángel Calero, la restauración fue única: He tenido en el taller obras complejas y muy delicadas, pero nunca una pieza tan maltratada”. El resultado fue todo un éxito.