Vamos al cielo con San Antón

Fin de semana repleto de actividades para honrar al patrón de los carchunos

21 ene 2018 / 11:31 H.

Es San Antón algo muy grande para Cárchel. Para todos los pueblos de la provincia su patrón o su patrona supone el culmen de la devoción y el fervor, pero cuanto más pequeños, más se agranda, paradójicamente, la entrega a una imagen venerada en singular tradición de padres a hijos, generación tras generación. Es más, podría decirse que como el San Antón de Cárchel, ninguno, por cómo lo viven y cómo lo sienten los carchunos y las carchunas, que la entrega a las raíces es completamente igualitaria.

“San Antón, hasta a los viejos saca del rincón”, reza un dicho popular que viene a subrayar que todo el pueblo se echa a la calle para vivir intensamente las fiestas. Este año ha habido un experimento y ha salido bien. Son las fiestas del pueblo desde tiempo inmemorial en torno a la fiesta del santo y para que los vecinos que trabajan fuera pudiesen estar con su patrón se han movido al fin de semana siguiente al 17, su día tradicional. Así las cosas, hubo misa y procesión el miércoles, para honrar la antigua tradición, hubo también sesión doble ayer sábado y la habrá hoy domingo, antes de que una traca ponga punto y final a las celebraciones al filo de las nueve de la noche. Iglesia llena siempre, donde el párroco Antonio Ramírez oficia una misa cantada por las feligresas y tras ella, el convite del Ayuntamiento de Cárcheles, con su alcalde Enrique Puñal a la cabeza. Reina la camaradería y todo el mundo luce sus mejores galas muy de mañana, también por la tarde, en una procesión de San Antón por las intrincadas calles de Cárchel donde es habitual alumbrar al santo con velas y donde no falta la música de la Banda de Cárcheles. Al frente de la comitiva, el hermano mayor y el abanderado, los hermanos Pliego y junto a ellos las niñas Patricia Gómez y Elena y María Pliego, que portan las peladillas bendecidas de San Antón, que luego serán repartidas.

Y, ya saben, no hay procesión sin cohetes que anuncien el paso por la calle Coello de Portugal o Patín, o la calle Fuente o cuando se recoge en su casa al hermano mayor, en la misma calle Legío. Y en Cárchel esa función está reservada a Juan Manuel Valdivia, con su ayudante Alfonso González. Tras el santo caminan el párroco, el alcalde y sus concejales y el presidente de la cofradía, Antonio Gómez, acompañado de su junta directiva. Sobresalen las bandas blancas de los hermanos, casi todo el pueblo, 120 de 160 almas que lo habitan. San Antón es sacado por hombres y las mujeres también lo mecen y lo acunan entre vítores coreados al santo a lo largo del recorrido y en cada parada. Así hasta que de nuevo estamos ante la iglesia y hay que cobijar a San Antón hasta hoy, tercera misa y tercera procesión de la semana. Pero la de ayer tuvo algo especial al cierre de las puertas de la iglesia, que el abanderado abre el turno de los malabares con la bandera y la porta salerosa quien quiera, depositando una ofrenda económica en una cesta; lo hacen tanto hombres como mujeres y la admiración y los aplausos se suceden a cada cambio de tercio. “Paquito El Chocolatero”, en la misma plaza de la iglesia, con advocación a la Virgen de los Remedios, ponía fin a una jornada llena de sabor a pueblo con honda tradición en la hospitalidad y el sentimiento religioso hacia San Antón.