Una emotiva ofrenda floral

Los caballistas van a la ermita de Santa María Magdalena para regalarle bellas flores

12 may 2019 / 12:31 H.

El brillante sol en lo alto del cielo avecinaba que sería uno de esos días típicos de verano, de los que gusta pasar en compañía de amigos y familias, un buen rato en el que predominen las risas y los momentos divertidos. Esa, precisamente, es una de las principales características de la Romería de Santa María Magdalena, que, año tras año, congrega a cientos de fieles que le rinden devoción a la patrona del municipio de Mengíbar.

La romería, tan esperada durante todo el año por todos sus seguidores, comenzó con un pregón emotivo, que supuso el “pistoletazo de salida”, como comentó la presidenta de la Cofradía de Santa María Magdalena, Mari Paz Medel. De esta forma, y continuando con las múltiples tradiciones que se celebran este fin de semana, ayer se realizó un desfile de caballos que salió desde los aparcamientos del recinto romero y que, junto con personas que también iban andando, recorrieron el camino hasta subir a la ermita, que se encuentra situada en el Cerro de las Torres de la encomienda de Maquiz, justo en confluencia con el río Guadalquivir y que tiene una elevación de cuarenta metros por encima de los terrenos circundantes. Desde allí, con unas vistas espectaculares, se puede divisar, por ejemplo, la Cañada de San Martín o el Camino de los Chorrillos.

La patrona de Mengíbar estuvo en todo momento acompañada, incluso antes de que subiesen los caballistas. Los romeros que subieron a disfrutar de la ofrenda floral no dejaron pasar la oportunidad de acercarse a ella con un brillo especial en los ojos. Personas de todas las edades, desde los más pequeños hasta los más mayores, que con solo sus miradas demostraban la gran devoción que se vive por la Santa. Algunos venían, incluso, de otros municipios o ciudades, como una pareja que venía de Higuera de Calatrava o una mujer, que se desplazó desde Extremadura para vivir, junto a sus amigos y por primera vez, esta romería que calificó de “bonita”.

La ilusión y la emoción por poder entregar su ofrenda a La Malena, como se le conoce cariñosamente a la patrona, fue mucho más fuerte que el sofocante calor y el bochorno y, de esta forma, cerca de cincuenta caballos y dos carrozas desfilaron por el recinto romero para encaminarse hacia lo alto del cerro. Allí, justo en la entrada a la ermita, se encontraba la imagen de Santa María Magdalena esperándoles.

Antes de encaminar la última cuesta que les llevaba directamente hasta su patrona, los jinetes se esperaron unos a otros para, así, recorrer juntos el último trazado. Con ramos de flores en los brazos y con una imagen de la Santa colgada en las crines de los caballos, se acercaron hasta a ella. Fueron algunos amigos, familiares o miembros de la cofradía los que se encargaron de recoger los ramos que ellos llevaban y depositarlos junto a Santa María Magdalena, que, en cuestión de segundos, se vio rodeada de muchas flores y de un precioso colorido. Un momento único y emotivo que culminó con unas horas de convivencia y alegría en torno a la patrona del municipio.