Tres vueltas por la bendición

La tradiciones se avivan en un municipio que vive un espléndido día de fiesta

18 ene 2018 / 08:19 H.

Tres vueltas a la ermita para pedir protección a San Antón. Villargordo vivió un día espléndido en la celebración del patrón de los animales, con una respuesta excelente de participación que desbordó las expectativas. Varios centenares de vecinos y sus perros, pájaros y algún que otro conejo y hámster arroparon la tradición en que, tras unos años de decadencia, vuelve a recuperar su brío.

A media mañana, con el sol brillando en todo lo alto, las ascuas de las lumbres de la víspera todavía humeaban, señal de que la fiesta se prolongó bien entrada la madrugada. La ermita del Cristo de la Salud recibió a decenas de vecinos para la misa, oficiada por el nuevo párroco, Germán García Aguilera. Conforme se acercó el mediodía, la explanada se llenó de villargordeños con sus animales de compañía, verdaderos protagonistas de la jornada. Y cada uno que llegaba, la estampa se repetía: tres vueltas al templo. Es, como detalla el párroco, una forma de pedir a San Antón su bendición y que interceda por ellos. Y, años atrás, en una población eminentemente agrícola, que los animales se mantuvieran sanos suponía nada más y nada menos que una cuestión de supervivencia. Hoy ya no son protagonistas, pero la tradición se “adapta” a los animales de compañía y también a otros aliados para vivir del campo: los tractores y todoterrenos. Su turno para las tres vueltas, por la tarde.

También se sumaron a esta fiesta matinal los alumnos del colegio Francisco Vadillo que, con sus maestros, tomaron parte de la tradición, rodearon el edificio tres veces y “adaptaron” el rito pidiendo un deseo al terminar. “Tuvimos una reunión con la directora del colegio para organizar la celebración y que se sumaran los niños, para darle un toque más festivo y dar a conocer la tradición a los más jóvenes”, explica el presidente de la hermandad, Juan Antonio Martos, muy satisfecho por la respuesta de los vecinos.

Entre cohetes —sufridos especialmente por los canes—, la procesión salió para recorrer las calles más cercanas a la ermita, mientras que la gran hoguera se prendió a sus puertas. Al finalizar, llegó el momento de las bendiciones de los animales, que abrió un pequeño cerdo, animal con el que siempre se representa a San Antón, que fue la estrella de la mañana. De hecho, con este se tratará de recuperar una tradición perdida a mediados de los setenta, como explica Martos. En aquel entonces, el animal se alimentaba entre todos los vecinos para después sortearlo. Ahora pasan directamente a esta segunda parte: “Ya tenemos el cochinillo y, en cuanto se vendan todas las papeletas, se sorteará”, explica el presidente.

“La participación se ha desbordado, mucho más de lo que preveíamos”, reconocía el párroco tras la celebración. “Además, es una alegría ver cómo la tradición se mantiene y reconocer la verdadera devoción por San Antón, siendo conocedores de su historia, de su dedicación a los pobres y el amor por los animales”, reflexionaba. De hecho, él, que llegó al municipio hace cuatro meses desde la Sierra de Segura, de poblaciones como Cañada Catena y Coto Ríos, donde se celebra especialmente San Antón, está por la labor de fomentar la fiesta y ha encontrado una magnífica respuesta entre los villargordeños. “Mucha gente me pide que se prolongue durante todo el día, que se organicen más actividades”. De hecho, como adelanta, la intención es, con vistas al próximo año, recuperar el recorrido nocturno de San Antón por las lumbres de la víspera. “Tuve la oportunidad de recorrer las numerosas lumbres de anoche —por el martes— y conocer la buena convivencia que se crea entre los vecinos”, asegura.