Una bella máquina de discos “made in Torredelcampo”
Sus creadores están muy satisfechos del resultado de dos años de trabajo
Se lo propusieron en 2015 y dos años después lo han conseguido. El informático Facundo Moral y el carpintero Gabriel Colomo han concluido la fabricación de una particular máquina de discos “Jukebox OMT”, con un exterior clásico de los años 60 y un interior adaptado a las nuevas tecnologías del presente siglo XXI.
Cuenta Facundo que la tarea de construcción no ha sido para nada sencilla, ya que la máquina está montada con piezas procedentes de diferentes puntos del mundo, algunas provienen de Europa y otras de Estados Unidos.
A lo largo de estos dos años y gracias a internet y al Centro Guadalinfo de Torredelcampo, donde trabaja Facundo, han podido ir recopilando cada una de las piezas necesarias para la construcción de esta gramola que posteriormente el maestro Gabriel Colomo se ha encargado de ajustar y ensamblar con paciencia en su carpintería dedicándole parte de su tiempo libre.
La sinfonola, a la que no le falta el más mínimo detalle, ya se encuentra cumpliendo la función para la que está destinada, reproducir música de todos los tiempos.
A Facundo Moral ya han comenzado a llegarle algunas ofertas de personas deseosas de adquirir una máquina de discos como la que ellos han diseñado, por lo que los creadores de la “Jukebox OMT” torrecampeña ya se están planteando la posibilidad de fabricar otras gramolas por encargo a pesar de que este proyecto surgió originalmente como un “capricho” al que, Facundo y Gabriel, le han dedicado pacientemente dos años. Desde que se publicaron fotografías en las redes sociales de esta máquina de discos los creadores reciben numerosas felicitaciones y elogios por la construcción de esta sinfonola que unos tuvieron la oportunidad de manejar en sus tiempos de moda y otros solo la conocen por sus apariciones tanto en el cine como en la pequeña pantalla. Durante las décadas de los 60 y los 70 las máquinas de discos con selectores de melodía remotos fueron muy populares en los bares, restaurantes, ferias, parques e incluso en estaciones de tren. Durante esos años se introdujeron modelos con distintas luces de ornato y decoraciones, mientras que el principio de funcionamiento permaneció invariable. Estas máquinas de discos funcionaban con monedas y se debía seleccionar por medio de la botonera que incorporaban la canción que se quisiera escuchar.