SOS de la mujer rural ante sus problemas de inserción laboral

El colectivo Ceres alerta de la falta de oportunidades y sus futuras consecuencias

15 oct 2018 / 11:56 H.

Habría muchas formas de representar el despoblamiento del campo. Sin embargo, un 15 de enero, Día de la Mujer Rural, Remedios Peña, presidenta en Jaén de la confederación Ceres —sección femenina de la organización COAG— usa una fórmula muy plástica. “Quedan pocas chimeneas echando humo”, manifiesta la agricultora, residente en el municipio iliturgitano.

Peña, con otras componentes del colectivo en Jaén, participa hoy, en Sevilla, en el acto central conmemorativo, en el que se espera un encuentro con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Ella y sus compañeras esperan transmitirle su preocupación por el panorama.

La percepción de la responsable provincial no es muy halagüeña. “El campo echa fuera las mujeres, a pesar de que hemos sido el pilar de las explotaciones familiares, con un trabajo invisible y no remunerado, muchas veces sin dar de alta”, resume. Destacado que apenas se percibe mejoría, por ejemplo, en el sector de las cooperativas oleícolas, donde la presencia femenina en puestos directivos está todavía muy lejos de lugares como Almería.

El principal problema, a juicio de Remedios Peña, es la falta de empleo. “Si en el conjunto de Jaén hay un 40% de paro, la mujer rural está mucho peor. Les queda la aceituna, y poco más, para echar unos jornalillos”, manifiesta. Destaca la inclusión, incluso, en la campaña de recolección, donde en muchos tajos a las jiennenses solo les queda conducir los quads, donde numerosos empresarios las prefieren a los varones. Denuncia que la mitad de la población, por el hecho de pertenecer al sexo femenino, no tiene acceso a la maquinaria. Destaca la ausencia de formación para quehaceres que podían ser realizados perfectamente por las mujeres, por ejemplo manejar tractores o máquinas vibradoras.

Como experiencia positiva pone el ejemplo de un par de ayuntamientos de la provincia que ha visto en la crianza en viveros de plantas de olivo una salida para la inserción laboral femenina. “Es una pena, en una provincia rica por los cuatro costados, que no se aprovechen más los recursos. Por ejemplo, en el algodón aquí se hacen las pacas y se mandan fuera a hilarlas”, recalca. El mensaje del colectivo Ceres es que hay que adoptar, desde las administraciones públicas, soluciones “con urgencia”. Por ejemplo, en el caso de la Política Agraria Común, demanda que el nuevo documenta permita que las mujeres tengan “voz y voto”.

Peña se muestra preocupada con las consecuencias, en solo cinco o diez años, de la dinámica poblacional y la falta de relevo generacional. “Antes los hombres emigraban y las mujeres se quedaban. Ahora se va la mujer y si ella se marcha el medio rural muere, porque somos su sostén. Esto es una cadena. Se forman y luego emigran a las ciudades, donde tampoco pueden tener hijos porque carecen de alguien que les eche una mano. El campo se queda cada vez más solo y en los pueblos no puedes poner ni una tienda. Algún día nos acordaremos de todo esto y de lo necesaria que es la mujer en el mundo rural”. A su juicio, esta dinámica negativa es el círculo que se muerde la cosa, ya que la pérdida de habitantes incluso cierra a las jiennenses de los pequeños municipios la posibilidad de buscarse la vida como trabajadoras autónomas.