y servicio cofrade”

Destaca el papel evangelizador de las cofradías y lo considera “una hermosa labor”

02 dic 2018 / 11:28 H.

El presidente de la Cofradía de la Virgen de Cuadros, Juan José Romero, en su intervención dio la bienvenida “una vez más” a Bedmar al obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez Magro. También al director de Diario JAÉN, Juan Espejo, al presidente del consejo de Administración, Eleuterio Muñoz, por organizar la gala; a las agrupaciones arciprestales, autoridades y miembros de la junta directiva de la Virgen de Cuadros. También a su esposa, a su madre y a su pueblo, Bedmar. “Agradezco de todo corazón el premio, que creo que no merezco, pero algo habré hecho cuando me lo conceden. Soy un cofrade y, sobre todo, un cristiano, un trabajador incansable en las manos del Señor, he estado siempre en manos de la Virgen de Cuadros. Me tiene cautivo con su entrega, humildad y generosidad. Es mi luz, mi guía y mi consuelo. Las cofradías somos un pilar de la Diócesis y el Espíritu Santo nos empuja para que conozcamos al Señor, que seamos evangelistas, misioneros, anunciadores del Evangelio y que nos pongamos en camino con el gozo y el espíritu de nuestra madre. Son muchas las horas en las que trabajamos y siento un gran orgullo de servir. Hagamos copartícipes de la hermosa labor que el Señor nos ha dado. Cómo van a creer, si no oyen hablar de Él”.

A Juan José Romero estos valores del esfuerzo y el sacrificio le vienen, quizá de pertenecer a una familia de panaderos. Él es, y a sí se define, un cristiano comprometido, que trabaja por y para la comunidad parroquial de Bedmar. Desde joven entró a formar parte de la hermandad y, desde 1995, ocupó distintos cargos de responsabilidad. También pertenece a las dos cofradías de pasión que hay en Bedmar y, asegura que, desde muy joven, sintió la luz y guía de la Virgen de Cuadros. A esta devoción dedicó muchas horas y en todo lo que hace le pone entrega, pasión y cariño.

La devoción a la Virgen de Cuadros se remonta a 1431. Una imagen que, según la tradición, estuvo oculta durante siglos en una cueva, que es el significado de “Cuadros”. Al parecer la encontró un pastor de Jódar, bajo el torreón de Cuadros, en término de Bedmar, donde vio posarse una blanca paloma sobre una peña. Desde entonces en Bedmar y pueblos de la zona, se la venera.