Singular peregrinación a un reducto de naturaleza virgen

Veneración por Nuestra Señora de las Angustias en El Parrizoso

02 jul 2018 / 08:01 H.

La aldea de El Parrizoso, en Valdepeñas de Jaén, recobró la vida, por unas horas, con motivo de la singular romería. Cientos de personas, principalmente antiguos moradores del núcleo serrano y sus familiares honraron a la Virgen de las Angustias. La peculiar peregrinación del primer domingo de julio se remonta al año 1942, en plena posguerra. Uno de los alicientes de la fiesta es que se celebra en las inmediaciones del pantano del Quiebrajano, que sumergió las primitivas viviendas.

Hubo una procesión de la imagen, que partió de la ermita y recorrió el núcleo principal. A continuación, el párroco valdepeñero, Ildefonso Rueda, ofició una misa de campaña. En la homilía destacó la hermosura del lugar y la devoción, que data de tiempos inmemoriales. Tuvo un emocionado recuerdo para las personas del lugar ya desaparecidas, antes de reivindicar el arreglo del tramo de carril hasta la ermita. Animó a cuidar de la vida y disfrutar de ella. Por último, agradeció el esfuerzo de los organizadores de la celebración y de quienes cuidan todo el año del templo y la talla. Al concluir la función religiosa la Virgen fue devuelta a su “casa” y comenzó la convivencia, con la degustación, entre familiares y amigos, de las mejores viandas en un paraje privilegiado de la comarca de la Sierra Sur. Entre los asistentes, se hallaba Julián Peinado Águila, quien, pese a su avanzada edad y su delicada salud, no falta cada verano a la cita con el sitio donde nació.

Los vecinos, en un gesto de solidaridad, renunciaron, hace más de cuarenta años, a sus tierras para que se construyera el embalse que abastece a la capital provincial y municipios de Jaén y Córdoba. Antes de su destrucción durante la Guerra Civil en El Parrizoso se veneraba un lienzo. La imagen actual fue un obsequio de la dueña de toda la finca, Raimunda Juárez Esteban, a los colonos de la época. Estos, ilusionados, la transportaron en hombros, por la sierra, más de quince kilómetros.