San Antonio brilla al sol de la aldea de Sabariego

La romería reúne a familiares y amigos en una alegre jornada

13 jun 2019 / 20:00 H.

Un año más, llegado el 13 de junio, festividad de San Antonio, en la Venta del mismo nombre, situada en plena N-432 entre Alcaudete y Alcalá la Real, justo en el cruce de la carretera que conduce a La Rábita y El Sabariego, se visten los cielos de color y suenan con fuerza los cohetes. Fiel a la tradición, que Cele y Paqui instauraron hace ya décadas, el nuevo gerente, su hijo Francisco Javier García, continúa haciendo de esta coqueta y singular romería, seña de identidad del lugar. Lo que nació casi sin querer, de manera espontánea y por la tenacidad de Celedonio, es ya una fecha marcada e instaurada en el calendario festivo de la Comarca. Enclavada en plena vega del río San Juan, entre olivares, huertas, pinares y alamedas, en las estribaciones de la Sierra Ahillos, la zona muestra hoy un brillo muy especial. Cualquiera que transite por esa carretera que une la provincia de Granada con la de Córdoba se percatará de la existencia de una gran fiesta.

Las gentes del lugar, toda la comarca acude, lucen sus mejores galas para disfrutar de un día de puro entusiasmo a la vera de una imagen modesta y coqueta que reposa durante todo el año en un precioso altar que la familia construyó exprofeso para ello en la terraza, para que todo aquel que haga parada por el lugar pueda verlo e incluso tocarlo.

Durante el día se irán congregando amigos, vecinos, incluso viajeros ocasionales, para hacer una pausa en lo cotidiano y convertir la fecha en especial. Hoy están invitados a comer, gratuitamente, todos aquellos que pasen por la Venta. Se evita el sol pero se busca el calor de una estupenda comida, un buen guiso, ricas viandas, cerveza fresquita y buen vino. Familias enteras congregadas, amigos que ríen, brindan, disfrutan. Para que la sobremesa se haga más agradable y llevadera, tras la comida actuará el trío flamenco “Jondorock” haciendo las delicias de mayores con palos de siempre, y de los más jóvenes, con flamenco fusión. Con la caída de la tarde, San Antonio se instalará en unas modestas andas engalanadas con un sutil manto de flores, rosas, claveles, gayumbas, retama del lugar, para hacer su anual recorrido hasta el río San Juan. La estampa cruzando el puente Palomillas es bellísima, los portadores giran la imagen para que San Antonio vea su río, ese caudal que es riqueza del lugar y al que seguro pedirán que no merme, esa agua ha de regar muchas huertas para gozo de los hortelanos. Entre cohetes, Cele no concibe “su” Romería sin el ruido de la pólvora explotando sobre los cielos, la procesión hará su recorrido de ida y vuelta, no faltará la música de la banda ni los vivas al santo entonados al viento por sus devotos.

Con el crepúsculo y la estampa que regala un sol cayendo sobre los pinares que llenan la sierra allá por el oeste, y la noche acechando con una luna creciente, el Santo vuelve a su coqueto altar. Entonces, toca vivir una noche de música y baile. Bajo la batuta y el buen hacer del “Dúo 2 de Abril” las horas se harán muy breves y se llenarán de una bulliciosa alegría hasta que, con el amanecer, el sol venga a visitar de nuevo este enclave único en la geografía provincial.