“Pequeña de población pero grande de corazón”

Los aproximadamente novecientos escañolenses miman el buen aspecto de un municipio que derrocha belleza

22 feb 2018 / 09:11 H.

Un pueblo que recibe con un eslogan tan sincero a quien le llega, tiene que ser un lugar bueno, de gente noble, sin complejos por saberse miembros de una comunidad pequeña y, en consecuencia, grandes en hospitalidad. “Escañuela: pequeña de población pero grande de corazón”, reza el cartel que da la bienvenida a propios y foráneos; lo suyo es comprobarlo. Hay un orden, una limpieza envidiable en este municipio de La Campiña, y esa ausencia de descuido en sus calles se mete por los ojos en cuanto se entra en su casco urbano, que dignifica un notable repertorio de arquitectura doméstica del XIX. Esa belleza, reflejo de una humanidad elevada —así lo entendían los escolásticos medievales—, es la que los escañolenses le procuran a su patria chica.

Como desde hace siglos, por delante del Pilar bajan las gentes de Escañuela camino de “sus cosas”, y hoy, a primera hora de la tarde, es un nutrido grupo de mujeres el que más que romper, acaricia el silencio con su conversación. Van al Centro Social, y en uno de sus coquetos espacios sudan lo justo y un poco más para mantenerse en forma. Sí, el deporte es parte importante de la cotidianidad del municipio, de ahí que cuente con instalaciones óptimas —campo de fútbol de césped artificial, pista polideportiva y de pádel, piscina y gimnasio— para su práctica, muy demandada por jóvenes —muchos de ellos componentes de la asociación Ana Adamuz—, por féminas del colectivo Al Alba o miembros de las peñas del Real Madrid, el Barcelona, el Atlético de Madrid y el Atlethic de Bilbao.

Con estas entidades, los moteros de “El Pelotazo”, los músicos de la banda municipal, los cofrades de los patronos —San Pedro ad Vincula y la Virgen de los Dolores— y de la Señora de Alharilla, que tiene hermandad propia en Escañuela, conforman la nómina asociativa de un pueblo que se vuelca en su calendario festivo y de ocio. Citas como las agosteñas en honor del primer Papa, la Vinculilla y la Candelaria son ejemplos de cuánto trabajan los habitantes de este precioso municipio —y los numerosos emigrantes que regresan de Madrid, Barcelona y Valencia para la ocasión— por hacer de la escenificación de sus devociones excusa perfecta para evidenciar su carácter hospitalario.

“Los vecinos están intranquilos con el proyecto de orujera”
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Entre los proyectos que destaca el alcalde, el cambio de luminarias a led, el arreglo de la calle Nueva y del alcantarillado. Lamenta, eso sí, la inquietud que produce el proyecto de orujera. “La gente está intranquila”, dice, y añade: “El Ayuntamiento secunda lo que piensen los vecinos”.

“Quien quiera ‘oro líquido’ de calidad, que venga aquí”
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“Quien quiera ‘oro líquido’ de calidad, que venga a Escañuela”, asegura Pedro Azor, quien sigue la estela paterna como farmacéutico del municipio. Destaca también la hospitalidad de los escañolenses, de los que dice: “Si tengo que ponerles nota, les doy un 10”.

“Hacemos pilates y mantenimiento y lo pasamos muy bien”
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Se desplaza a Escañuela desde su Villardompardo natal desde hace varios años, para impartir gimnasia de mantenimiento y pilates. Serrano asegura que a sus clases acuden personas de todas las edades: “Se ríen y lo pasan muy bien”, concluye la monitora.

“Tenemos tapeo y comida de calidad para quien venga”
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Joaquín Armenteros atiende uno de los cinco establecimientos hosteleros escañolenses. Su negocio, ubicado cerca de la entrada al pueblo, ofrece buen tapeo y comidas. Con más de tres décadas de profesión a sus espaldas, dice de sus clientes y vecinos “que son los mejores”.

“La hermandad de San Pedro tiene casi 900 cofrades”
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Preside un colectivo religioso con casi el mismo número de cofrades que habitantes tiene el pueblo. García asegura que hermandad e Iglesia trabajan al unísono: “El motor de la parroquia es la cofradía”. El presidente destaca el trabajo de su hermandad todo el año.

“Víncula rock”
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Veinticinco años de festival de música no son cualquier cosa, y Escañuela, que presume —con razón— de su emblema roquero, lo llevará, una vez más, a la Feria de los Pueblos que, cada año, organiza la Diputación.