Muere atropellada en Huelma y el conductor se fuga del lugar

El cadáver de Mailin, de 53 años, quedó en la travesía de la Virgen, cerca de su casa

24 jun 2016 / 11:30 H.

“Tiene heridas en las piernas, en un brazo y en la cabeza. Alguien la atropelló y se fue, quizás, si la hubiera ayudado, no estaría muerta. Esto no puede quedar así”. Es la dura reflexión de Ragab, de 29 años, uno de los dos hijos de Mailin, la mujer de “solo 54” años, como recuerda este, que ayer dio sus últimos pasos. El cuerpo sin vida de esta saharaui fue localizado, al alba, en la travesía de la Virgen, una cuesta de Huelma que termina en la calle Aben Zulema, conocida entre los vecinos como Carretera de Montejícar. A Ragab y a su hermano pequeño, Fidi, de 27, los avisó un amigo de su madre, conocido de la familia y en el paisanaje que, a diario, veía a esta vecina, viuda desde hace años. Los dos hijos tuvieron que viajar a toda prisa desde Villanueva de Algaidas, el pueblo próximo a Antequera, en la provincia de Málaga, donde residen.

Mailin solía salir de su casa para dar un paseo antes de que amaneciera, era una de sus rutinas. A las 6:20, la calle escenario de la tragedia estaba vacía, como declaró un testigo, con lo que todo apunta a que a esta mujer se la llevó por delante un vehículo en torno a las 6:30. Diez minutos más tarde, el Servicio de Emergencias 112 ya tenía un aviso sobre el fatal hallazgo. El cadáver, vestido con ropa cómoda, se encontraba de lado y no muy lejos sus zapatillas, lo que reforzó la idea de que mantuvo su costumbre de dar un paseo en una plaza próxima a su casa, hasta su último día. Los servicios sanitarios acudieron a la zona, pero nada pudieron hacer más que certificar la muerte; policías locales y guardias civiles, familiares y amigos completaron el grupo que presentó los primeros respetos a la víctima. El caso quedó en manos de la Agrupación de Tráfico de la Comandancia de Jaén, que realizó un atestado con todos los detalles que observaron. Para completarlo, fue vital el resultado de la rápida autopsia que se practicó a Mailin en el Instituto de Medicina Legal, en la capital jiennense. El informe despejó las dudas iniciales sobre la causa del óbito. El cuerpo, según fuentes del caso, presentaba lesiones en las piernas, a unos setenta centímetros de altura, perfectamente compatibles con daños causados por el impacto del frontal de un coche. Los golpes en el brazo y en la cabeza de Mailin completaban el cuadro que dejaba meridianamente claro que la mujer había sido atropellada. Con esta línea de trabajo, el Instituto Armado tiene la obligación de localizar al autor. Por eso también participa en la resolución del caso la Policía Judicial, de la mano de los agentes de Tráfico. Hay una línea de investigación y mucha cautela, para no desvelar detalles por parte de las autoridades. Mailin, cuyo padre nació en el Sáhara cuando era una colonia española, residía en Huelma por indicación de un familiar. Aunque en su documentación oficial tiene la residencia en Antequera, sí estaba empadronada en el municipio jiennense desde hace aproximadamente un lustro, como explica su hijo mayor. Su casa estaba en el ático del bloque que hay justo enfrente del lugar del atropello y no solía moverse de su vivienda ni del pueblo a la espera de recibir una importante notificación oficial. Y es que, como aclara Ragab, “estaba a punto de que le confirmaran que era española de pleno derecho”. El hecho de que su padre sí la tuviera le valía como aval, después de mucha burocracia.

La noticia causó gran conmoción en Huelma, de poco más de seis mil habitantes y una importante comunidad saharaui. El pleno municipal se sumó al dolor de la familia de la fallecida. Su cuerpo espera en la cámara de un tanatorio de Bedmar, mientras los hijos de Mailin cumplen con todos los trámites para poder darle sepultura en el desierto, donde nació.