Mezcla de culturas culinarias directa al paladar en la comarca Noroeste

La comarca Noroeste se encuentra en un lugar estratégico para el asentamiento de diferentes culturas después de pasar por Despeñaperros, en Santa Elena, y abrir el camino que conecta a Andalucía al resto de la península a través de Sierra Morena. En este enclave se encuentran diferentes culturas que llegaron al territorio y que dejaron su impronta en la gastronomía. Linares, uno de los municipios con mayor número de población de la provincia jiennense, es un claro ejemplo del interés que esta zona despertó por los pueblos foráneos que llegaron a Jaén. Aquí, en la conocida como Ciudad de las Minas, se encuentran numerosos bares, tabernas y restaurantes en los que disfrutar de su arte culinario expuesto, sobre todo, en forma de tapa. Bombas, catalanes, gabardinas, romeritos, talegas... todo un menú lleno de propuestas deliciosas. Además, cabe remarcar que Linares lleva la tradición taurina en el corazón, lo cual se deja ver en las tabernas y recetas locales. En lo dulce, la Ciudad de las Minas cuenta con un postre muy característica: el chachepó, un bizcocho empanado en almíbar de licor.

Un poco más al sur de esta comarca, en Jabalquinto, conservan los borrachuelos, hechos con una masa que se carga con un vaso de vino blanco y moscatel y posteriormente frita. Una llamada ‘fruta de sartén’ que se continúa realizando en los hogares del municipio cuando llegan días festivos como la Navidad. Otro postre típico de las fiestas en Jabalquinto, en este caso la Semana Santa, son las magdalenas caseras, que luego se consumen durante las vigilias del Jueves y Viernes Santo. Justo en el punto contrario de la comarca, y volviendo a Santa Elena, se encuentra la tortilla Alfonso XIII, un plato tradicional que tiene su propia historia. Según detalla la web de su Ayuntamiento, su origen se remonta al siglo XX, cuando el cocinero del marqués de Comillas, estando invitado el rey Alfonso XIII en casa del marqués, hizo una tortilla con la que sorprendió muy gratamente a su majestad. tenía como ingredientes, además de huevos, jamón, champiñón, trufa y riñones de cordero. Una vez elaborada, se situaba sobre una base formada por un picatoste, se bañaba con tomate frito, se le colocaba encima un huevo asado a la plancha y se adornaba, a modo de sombrero, con un champiñón cocido.