Tradición y fe compartida
en las calles con los Rosarios

La Cofradía de la Virgen de Fátima es la encargada de abrir la popular cita

02 sep 2016 / 13:30 H.

Acaban las vacaciones y en las televisiones se ponen a dar consejos para luchar contra lo que han venido a llamar síndrome posvacacional. En Mengíbar, sin embargo, el adiós al descanso estival, la vuelta a la rutina y la llegada del nuevo curso se hace con los Rosarios de la Aurora, una tradición tan antiquísima como popular que enlaza el verano con el otoño a través de una fe compartida que se echa a las calles.

La Jacobea Cofradía de la Virgen de Fátima fue la primera hermandad en abrir el ciclo, con el rosario dominical que comenzó en el templo parroquial de San Pedro Apóstol a las siete de la mañana para trasladarse, en desfile, a las calles de la Ciudad de la Torre. Ya por la noche, se ofició una misa en la iglesia, a cuyo término se celebró la procesión de la imagen titular por un recorrido próximo al templo. Es una de las cofradías más pequeñas, pero de las que más ilusión tienen por esta celebración, tal y como reflejó el rostro de su joven hermana mayor, Lucía Coca.

Este domingo le llega el turno a la Cofradía de la Virgen de la Cabeza, que celebrará el rosario (todos son a la misma hora, a las siete de la mañana) y eucaristía (aunque desde esta semana, las misas se adelantan a las ocho de la tarde). Finalmente, la hermosísima talla de La Morenita será procesionada por los hermanos.

La semana que viene empezará otra de las tradiciones más singulares de los Rosarios de la Aurora: además de rezar el rosario, celebrar la fiesta religiosa y la procesión de su imagen titular, se “munirá” a los hermanos, es decir, se invitará uno a uno, casa por casa, y de madrugada, a asistir al rezo del rosario. Y se hará mediante el canto de antiquísimas coplas, transmitidas de generación en generación, con un peculiar tono musical.

La primera hermandad en hacerlo será la de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús, cuya comitiva estará cinco horas (desde las dos hasta las siete de la mañana del domingo 11 de septiembre) muniendo a sus más de cien hermanos, partiendo desde la casa de su hermano mayor, que este año es Diego Torres Galán. Los siguientes domingos lo harán las cofradías de la Virgen de los Dolores, la Virgen del Carmen (con la particularidad de que “mune” con la Agrupación Musical de Mengíbar) y, finalmente, la Virgen del Rosario, cuyo desfile pone punto final a la tradición. Las dos últimas hermandades tienen otra singularidad, y es que realizan “pesadas” a niños asistentes a los desfiles.

Así despide el verano y da la bienvenida al otoño la villa de Mengíbar. Con fe compartida.