Toda una vida entre periódicos

Consuelo Lucena atiende uno de los puntos de venta de prensa más antiguos

19 mar 2017 / 11:24 H.

Consuelo Lucena Ocaña atiende junto con su marido, Manuel Luque Cano, uno de los establecimientos de venta de prensa más antiguos de la ciudad. Comenzaron en 1972 con una papelería y un quiosco en la calle Velázquez, pero poco después se trasladaron a la Carrera, muy cerca de la Plaza de la Fuente Nueva. Allí llevan cuarenta años de trabajo por sacar adelante un negocio que sufre el embite de la digitalización de los nuevos tiempos.

Desde su establecimiento, Lucena es testigo de excepción de la evolución de los tiempos en el municipio y reconoce que la venta de periódicos ha caído mucho durante los últimos años. Recuerda que cuando comenzaron con el negocio, los domingos llegaban a vender más de trescientos ejemplares de periódico y no era por los suplementos, porque entonces el único que llevaba dominical era el “ABC”, con “Blanco y Negro”. Añade que en muchas ocasiones su marido tenía que desplazarse hasta Jaén para comprar más ejemplares porque no daban abasto a la demanda de los clientes.

Hoy las cosas son muy diferentes y en el mejor de los días apenas llega a vender veinte ejemplares —reconoce—. Consuelo Lucena recuerda con nostalgia cómo la venta de prensa era el pilar fundamental de su negocio hace unos años y cómo ahora ha pasado a un plano secundario comparado con los ingresos que obtienen de papelería y librería.

Sobre las causas del declive en la venta de periódicos, los empresarios lo tienen muy claro y apuntan a la digitalización de los medios de comunicación aunque “no es el único factor determinante”. Según Consuelo Lucena las propias empresas editoriales también tienen mucha culpa del descenso en las ventas “por sus continuas iniciativas de suscripciones, que perjudican a los puntos de venta”. “Son campañas muy agresivas”, dice Consuelo “en las que llegan a ofrecer dos periódicos diferentes con una única suscripción y que nos hace perder la venta de dos ejemplares diferentes”, dice.

Con la experiencia que dan los años y toda una vida en la comercialización de diarios, la vendedora reconoce que hoy en día “la gente que compra estas publicaciones lo hace, sobre todo, por los regalos que acompañan determinadas ediciones. Ella ha sido testigo de cómo obsequios, como una medalla de la Virgen de la Cabeza, han conseguido agotar los ejemplares en toda la comarca “de manera que no era posible encontrar el periódico en ninguno de los pueblos de los alrededores.

Respecto a la evolución de los comercios del barrio, los cónyuges señalan que “apenas se mantiene vivo gracias a los bancos”. Las calles Carrera y Campiña han sido tradicionalmente los puntos comerciales más importantes de la ciudad, pero dicen que hoy da pena pasear por la segunda y ver prácticamente todos los locales, que hace años albergaban florecientes negocios, “cerrados y abandonados a su suerte”.

Lucena piensa que la remodelación que hace unos años se hizo de la calle Carrera siguió patrones equivocados y que en poco o nada favorecen la implantación de nuevos comercios. “Y menos mal que no llegaron a hacerla peatonal como era el proyecto inicial” apunta. Y es que la veterana empresaria considera que la falta de espacios para el aparcamiento es uno de los principales problemas para los establecimiento del barrio, en una ciudad que ha crecido a lo ancho y ha dirigido su expansión, primero hacia la zona del Parque Manuel Carrasco y después hacia la zona de Nuevo Martos.

La comerciante recuerda que, hace unos años, muchos clientes aprovechaban la circunstancia de que venía a hacer “mandaos” por el barrio para comprar la prensa del día y, si era necesario, podían detener su vehículo un minuto junto a la puerta del negocio, con tranquilidad. “Hoy todo ha cambiado, y cada vez son menos los clientes ‘de toda la vida’”, acaba.