Casi veinte años entre hilos, cintas, pespuntes y botones

Maribel Donaire, en su mercería, consigue salir airosa de la crisis económica

08 ene 2017 / 11:30 H.

Maribel Donaire García, desde hace casi veinte años, dedica su esfuerzo a sacar adelante el negocio de mercería y paquetería Donna, un establecimiento que hoy trasciende su concepto de comercio tradicional y refleja fielmente la evolución social de la ciudad de la Peña. Donaire aprendió con el tiempo. Entre hilos, cintas, cremalleras y pespuntes vive de primera mano y con optimismo los altibajos de un sector amenazado por los gigantes de la venta por internet. “El trato personal, afectivo y de atención directa y confianza que ofrecemos al cliente desde el pequeño comercio de barrio no tiene precio ni se puede comparar con el pequeño ahorro que ofrecen los grandes gigantes de la distribución on-line”, dice, con una sonrisa. Este tipo de negocios —prosigue— “dan pie a escuchar las necesidades reales del cliente y asesorarle para que su compra sea lo más acertada posible, y eso sin contar las tertulias que se pueden llegar a crear entorno a unos botones”. Lo afirma mientras hace hueco con las manos sobre el abarrotado mostrador de la tienda.

Maribel Donaire comenzó en el negocio de la mercería y la paquetería en diciembre de 1998, cuando cogió el traspaso del comercio de “María Dolores” ubicado en la calle Colón. Allí estuvo muy poco tiempo, “unos seis meses”, hasta que pudo hacerse con el local que desde entonces alberga su negocio en la calle Fernando Feijoo. El trabajo en la mercería no le viene de familia. Ella misma se considera una autodidacta y reconoce los miedos y las dudas que la asaltaron en un primer momento, al hacerse cargo de las riendas de la tienda.

Hoy en día, Donaire confiesa que al frente de Donna ya ha vivido momentos peores marcados por la crisis que afectó a la mayoría de empresarios, pero señala que en su caso, “mientras el negocio de paquetería se resentía más de la cuenta, el de la mercería crecía gracias al interés de los clientes en el arreglo de sus propias prendas de vestir”. Resulta curioso, dice Maribel Donaire, cómo en los últimos años los hombres han perdido el miedo a visitar la mercería para comprar cordones para zapatos, botones o incluso ropa interior. “Hace unos años esto era impensable, cuando prácticamente la totalidad de mis clientes eran mujeres, y la mayor parte de ellas mayores”, manifiesta, satisfecha.

En opinión de Maribel Donaire, “ya era hora de que los hombres se modernizaran y tomaran ellos mismos la inciativa de comprar por sí mismos su propia ropa interior o la de sus parejas”. Por fortuna para ella, su tienda trasciende los límites del barrio de El Parque y recibe clientes de todas las zonas del casco urbano.

Además de la crisis económica, que despertó el interés en el arreglo de las prendas de ropa que antes se tiraban directamente, y de la evolución en la tipología del cliente, Maribel Donaire también observa un crecimiento del negocio gracias a los cursos de corte y confección que se desarrollan en diferentes puntos del municipio, “que ha despertado el interés de muchos jóvenes por la práctica de la costura, del punto y del diseño de sus propias prendas de vestir, bien para ellos o para regalar”. Esta circunstancia, en su opinión, ha ido en aumento por efecto de la crisis y “la menor carga de trabajo ha llevado a los jovenes a realizar estos cursos, que en definitiva suponen un ahorro”. Desde su tienda, la experimentada dependienta complementa los productos de mercería y paquetería con un servicio de “reparación”. Tan pronto cambia una cremallera como recoge el bajo de un pantalón o repara el falso de una falda.