Espléndida mañana de fiesta

25 ene 2018 / 08:14 H.

Llevan años con la tarea entre manos de abrigar la celebración de la patrona en su festividad con fervor popular y, cada vez más, el trabajo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Paz y San Julián, patronos de Marmolejo, se ve arropado en las calles. Es la impresión que quedó entre la junta directiva tras la espléndida mañana vivida en este 24 de enero. Día festivo local, fueron cientos los marmolejeños que salieron a la calle, en un envidiable día soleado, para vivir la celebración, primero la misa y, después, la procesión. Como recuerda el presidente de la cofradía, Agustín Barragán, la tradición de sacar a la patrona en procesión en su día se perdió “durante décadas” tras la Guerra Civil. Recuperada en la década de los ochenta, fueron varias las generaciones que crecieron sin vivirla en primera persona pero la implicación, a lo largo de los últimos años, crece cada vez más. Y buena estampa fue la vivida minutos antes de su salida, con una plaza de la Constitución y su entorno llena de gente. Fue justo a las doce menos cinco cuando la patrona salió de su hermosa parroquia, tras la celebración presidida por el párroco Miguel Ángel Jurado Arroyo. Lo hizo acompañada por los sones de la Asociación Musical Nuestra Señora de la Paz y una importante representación de todas las hermandades y cofradías locales. A lo largo de unas dos horas, completó su recorrido desde la Plaza de la Constitución, por las calles Palacio Valdés, Utica, la Plaza 28 de Febrero, Coso, Perales, Nuestra Señora de la Paz, San Julián, Francisco Calero Herrero y Plaza del Amparo, antes de volver a su parroquia.

Tras la fiesta religiosa, cofrades y vecinos disfrutaron de la comida de hermandad. Esta, como explica el presidente, tiene el objetivo de proporcionar un momento de confraternización para los 380 cofrades que la conforman en la actualidad, además de conseguir fondos para el sustento de la cofradía. Fue en el “Gran Bar Nuevo” y allí, como es tradición, se sorteó entre todos los asistentes una gran cesta con productos de la tierra. “Este año ha sido para Nicolás Márquez”, explica Barragán. Contenía, entre otras viandas, aceite de Marmolejo, vino de Bailén, queso de Zuheros y un lote de productos de Las Infantas. Entre otros proyectos, pretenden sufragar la ya necesaria restauración de la imagen de San Julian. “Cada año se lleva en romería al poblado que lleva su nombre y, aunque ya se ha arreglado el camino y se ha conseguido un cajón nuevo de madera para el carro, la imagen está deteriorada por los baches del recorrido en los últimos años. Es una talla de madera estofada”, apunta.

Otro momento muy especial es el vivido en la “víspera”, con la ofrenda floral y la bendición del aceite de oliva y los panes. “El aceite, primer fruto de la tierra, se ofrece a la Virgen y a San Julián, como se hace en Cuenca —fue el segundo obispo de esta Diócesis y los primeros pobladores de Marmolejo trajeron consigo la devoción—, los panes. “Unimos ambos productos y ofrecemos a todo el mundo este canto de pan con aceite, el hoyo como se le conoce”, explica. Lo hacen en otra de las señas de identidad de la fiesta: la lumbre que prenden en el lateral de la parroquia.

Ahora, queda por delante el triduo a los santos patronos, que arranca esta misma tarde, ya que San Julián se celebra el próximo domingo. Como característica más reseñable, esta misa se celebra con el rito hispano mozárabe. “En toda la Diócesis, si no estoy mal informado, solo hay dos iglesias en las que se realice, en San Ildefonso de Jaén y aquí”, explica el presidente de la cofradía. “Es una celebración completamente diferente, cambian los ritmos, las oraciones son diferentes”, asegura.