“La solución es la participación”

Benita Campos plantea que la política actual tiene retos preciosos por delante

15 mar 2019 / 16:28 H.

Cuando empecé en política en el año 1991, me propusieron entrar porque hubiera mujeres y no solo hombres. Pero yo no iba a ser un florero y amenacé con ser maceta. Cuatro años después, estaba ya de coordinadora”. Benita Campos, docente con más de tres décadas de experiencia, fue concejal y diputada provincial por vocación de servicio y, durante el debate, defendió, especialmente, tres cuestiones: las dificultades que las mujeres que decidieron hacer política se encontraron, el error de que los cargos públicos se profesionalicen y la importancia de que hoy la política se base en la participación ciudadana.

“Fue una experiencia a la que llegué con muchas ganas, pero también ‘pez’ y hacía muchas preguntas. Yo era oposición, tanto en el Ayuntamiento de Úbeda, como en la Diputación, con el PP y con el PSOE, pero era igual. Eran preguntas tan sencillas que me miraban con la cara de ‘tú sabes más de lo que estás preguntando’ y yo me decía a mí misma: voy por el camino”, contó.

Fue una mujer pionera en la política local de Úbeda como la primera candidata a la Alcaldía. De hecho, recordó anécdotas aparejadas al machismo imperante en la época: “Cuando me presente, mi partido hizo unos carteles en los que ponía ‘Tu alcaldesa’. El barbero de mi padre, que era votante de Izquierda Unida, le llegó a comentar. No entiendo si sale esa muchacha, ¿quién va a ser el alcalde? Pues será alcaldesa, ¿no ves que lo pone en el cartel? Había muchos recelos por parte de todo el mundo que había una mujer en política”. Historias que, como reconoció, dicen mucho de cómo se pensaba. “Viví hasta situaciones como ver hablar a compañeros de otros partidos sobre el área que yo llevaba, delante de mí, como si yo no estuviera. Literalmente, me ninguneaban”, contó.

Pero la vocación de trabajar por mejorar la vida de la gente era más fuerte. Capas de convencer hasta a una niña de nueve años de que tenía que compartir a su madre: “Veía poquísimo a mi hija. Porque no era lo mismo ser hombre y mujer en política, al menos, en aquella época. Ella, con nueve años, me dejaba todas las noches una carta debajo de la almohada dándome las gracias porque era un modelo para ella, una mujer que se preocupaba por la gente. La única explicación que le podías dar a una niña es que no lo hacías por ti, sino lo hacía por cambiar el mundo”.

Y esa gran ilusión de que la política es capaz de cambiar el mundo hoy, desde el otro lado, la mantiene. “No sé si eran mejores tiempos para hacer política, pero sí creo que este es un momento precioso. Tenemos tantos problemas y tantos retos, como el medioambiental, con el cambio climático, y el feminismo, que ahora se empiezan a ver los frutos”, reflexionó. “Aquellos tiempos había debate y era interesante, pero yo no creo que cualquier tiempo pasado fuera mejor. Nuestra sabiduría de lo que hemos vivido y aprendido, hay que transmitirla a la generación que está luchando hoy por un mundo mejor”, defendió.

Aprendí mucho de mis compañeros. Debo agradecer que siempre tuve compañeros a un lado y a otro, creo que es importante en política y no estar solo. Que mientras que defiendes una causa te arropen, y das la cara, te sientes con más fuerza y energía.

La ubetense defendió que la política “nunca pude ser una profesión”: “Estamos de paso. Ocho años ya son muchos”. “Los políticos somos los que tenemos las ideas, como ciudadanos que nos movemos en una ciudad, que vemos los problemas de nuestro entorno y los técnicos los que deben buscar cómo llevarlas a cabo. No debemos profesionalizarnos”. Ante el desencanto con la clase política actual fue rotunda: “La única solución es la participación. La gente tiene preguntas”.

“Hemos avanzado en desigualdad

“Jaén era la última de la fila, no teníamos inversiones. Recuerdo aquello que decía Leocadio Marín que para compensar el déficit con esta tierra tendría que llegar un trailer lleno de billetes. Pero hoy mismo pensaba que todo, aparentemente, ha cambiado mucho, pero seguimos igual, por ejemplo, no hay industria”, reflexionó Benita Campos, sobre los retos de esta tierra en los noventa y hoy. “Seguimos con problemas como la gestión de los residuos urbanos, en Úbeda, por ejemplo, seguimos sin depuradora. Hubo muchas cuestiones que se fueron dejando año tras año”, comentó. La que fuera diputada reconoció cómo ha avanzado la sociedad en estas décadas, pero también lo que se ha dejado por el camino: “El modelo de construcción de Europa nos perjudicó. Las desigualdades han avanzado. Trabaja más gente, pero el que lo hace está peor, hay más precariedad. Seguimos sin tratar a los inmigrantes como si fueran personas con los mismos derechos”. “Tenemos los servicios públicos, como el agua, privatizados”, apuntó.