La poesía como el mejor espejo para reconocerse

El cantautor Paco Ibáñez y el poeta Luis García Montero reflexionan sobre creación e identidad en un coloquio

22 ago 2017 / 11:16 H.

Andaluces de Jaén” fue uno de los primeros éxitos del compositor, cantante y guitarrista Paco Ibáñez, que recogió en su grabación el poema “Aceituneros” de Miguel Hernández, hoy Himno de la Provincia de Jaén. Su voz entonó una vez más estos versos y lo hizo en un especial escenario: la inauguración de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional de Andalucía, en Baeza, corazón de esta tierra de olivares y aceituneros. El artista nacido en Valencia fue el invitado para la charla-coloquio que siguió a la inauguración institucional, para conversar con una voz poética habitual en el Palacio de Jabalquinto cada verano, el autor granadino Luis García Montero. “Todo aquel que esté interesado en la poesía tiene una cita con Baeza cada verano”, destacó el también crítico literario y director del curso que se celebra sobre Miguel Hernández. De hecho, el poeta universal, fallecido hace ahora 75 años, estuvo muy presente en este Aula Magna del Palacio de Jabalquinto.

“La poesía es la sugerencia, el matiz y no el dogma impuesto, y esto es algo muy importante en una época excluyente como la que corre”, destacó Luis García Montero. Paco Ibáñez comenzó con una rotunda afirmación: “Aquel que se aleja de la poesía, se acaba alejando de sí mismo porque la poesía y el ser son la misma cosa”. De esta forma, animó a la gente a “tirar más hacia la poesía y menos hacia el fútbol”.

Para García Montero, hablar de poesía es “hablar de las cosas fundamentales de la vida”: “Nos sirve para reconocernos a nosotros mismos”. Asimismo, valoró la figura de Paco Ibáñez al reconocer que “es un referente” en su educación sentimental. “Me eduqué leyendo a Federico García Lorca, a Pablo Neruda y a Gloria Fuertes pero también escuchando a Lorca, a Neruda y Fuertes de la mano del maestro Ibáñez”, aseguró. “Cantar la poesía como hace Paco es un lujo y una oportunidad increíble que espero que los alumnos sepan aprovechar”, añadió. El poeta destacó, en este sentido, que “trabajar es importante” pero puntualizó: “Lo más importante es tener un oficio y una vocación que te realice como persona y a mí esta pasión por la poesía me la contagió él”. “Igual de peligrosa es una sociedad con viejos cascarrabias que con jóvenes sin memoria”, añadió.

A tenor de la edad de Paco Ibáñez, que recientemente cumplirá 83 años, el granadino aseguró que “no es mayor aquel que cumple más años, sino el que ha tenido la oportunidad de nacer muchas veces”. En este particular sentido que García Montero da a “nacer”, Paco Ibáñez confiesa ser parte de Valencia, País Vasco, Barcelona, Francia y Andalucía “sin ser más de un sitio ni renunciar a otro”. “Siempre he tenido una especial sensibilidad por el cante jondo, al contrario que mi madre que era vasca”, reconoció, en tono jocoso. Su relación con Andalucía se vio reforzada por la influencia de cantantes como Enrique Morente y Antonio Chacón. También recordó una pequeña anécdota de su infancia, cuando elaboró unas castañuelas junto a su padre, de profesión ebanista.

El cantante recordó también sus peripecias de joven en el País Vasco junto a su madre, el carácter anarquista de su padre, así como las vicisitudes que pasó por su activismo durante el franquismo que le llevarían a la censura en 1971 por el régimen.

De su repertorio destacó “Canción de jinete”, un poema de Federico García Lorca que convirtió en canción y que a él mismo le sorprendió “porque sonaba demasiado andaluz para ser yo”. Paco Ibáñez finalizó la charla con “Aceituneros”, al que acompañaron a capela los asistentes del Aula Magna del campus Antonio Machado. Un perfecto final para empezar una semana con Hernández.