“La pava no volverá a ser lanzada desde el campanario”

La pava no volverá a ser lanzada desde el campanario de la iglesia de Santa María Magdalena de Cazalilla, según indica el vicario general de la Diócesis, Francisco Juan Martínez, quien ha confirmado que dio instrucciones para cambiar la cerradura de acceso, lo que hizo que ayer no se produjera una costumbre que se repetía cada 3 de febrero. En declaraciones a Canal Sur Radio, Martínez ha apuntado que si los vecinos desean mantener esta tradición pueden hacerlo, pero recurriendo a cualquier otro inmueble o punto del municipio no vinculado con el templo. “Hay muchos sitios y muchas alturas. Hay espacios públicos y edificios públicos desde donde lo puedan tirar y que ellos se hagan responsables a tenor del auto que el juez del juzgado número tres de Jaén dictó”, ha comentado el vicario general sobre una dictamen por el que en su opinión la iglesia podría ser responsable en caso de que ocurrieran incidentes.

En este sentido, Martínez ha puesto de relieve que “al final quien menos tiene que ver en ese asunto, que es la parroquia, pues resulta que es la culpable de todo”. “Y eso no lo podemos permitir”, ha afirmado. La imposibilidad de acceder al campanario hizo que ayer la pava no pudiera ser arrojada desde el campanario, como ha venido ocurriendo cada 3 de febrero con motivo de la festividad de San Blas. A pesar de ello, el animal siguió siendo el protagonista cuando apareció portado por un hombre que lo paseó entre la multitud, como poco después ocurrió con una segunda pava. El lanzamiento ha estado envuelto en los últimos años en la polémica, ante las críticas de organizaciones animalistas que consideran que se maltrata a la pava, mientras que la mayor parte de los vecinos y participantes en esta costumbre niegan que se causen daños al animal, que permanece con quien lo recoge como símbolo de fortuna, y defienden su celebración, de la que el Ayuntamiento está desvinculado.