“La Charca” de Pegalajar llega a la Comisión Europea

Fue en noviembre de 2012 cuando los pegalajareños vieron, por última vez, brotar el agua de su Fuente de la Reja, el manantial que alimenta la Charca, el corazón del municipio. Ahora se acaban de cumplir dos años desde que volvió a secarse, una imagen desoladora que, aunque sea cotidiana ya, no resigna a los ciudadanos que han sido ejemplo de lucha vecinal en las últimas décadas bajo el grito de guerra “A quienes la vida di, les reclamo en justicia que no me dejen morir”. La cronología de la desecación por la sobreexplotación y nuevos derrames es una historia cíclica que viven desde 1988, la primera vez que vieron agonizar este “sistema hidráulico, agrícola y ecológico”, considerado como “único en el Mediterráneo”. Pero las cifras en los 29 años transcurridos desde la primera desecación, como resalta Diego Polo, vicepresidente de la Asociación Vecinal “Fuente de la Reja”, —se constituyó en 1992 para trabajar por la recuperación del manantial—, son que esta “solo ha manado intermitentemente en una tercera parte de este tiempo y ha permanecido seca hasta un 66%”. La única solución, como defiende, es “que se cumpla la ley” que protege este acuífero con la implicación de todas las administraciones.

A lo largo de estas tres décadas, la movilización social logró hitos como la declaración provisional de sobreexplotación por Acuerdo de la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en septiembre de 1992 y la última fue la aprobación en el Parlamento de Andalucía de la Proposición No de Ley, presentada por Podemos y apoyada por todos los grupos, excepto el PP, que se abstuvo. En enero, también aprobó, por unanimidad, una moción el Ayuntamiento, que exige el cumplimiento del Plan de Ordenación de Extracciones. “Es la voz del pueblo, existe malestar porque no se resuelve el problema de la desecación”, resalta.

“Este plan se redactó en noviembre de 2006 y, en su momento, supuso, como reconoció la propia Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, una experiencia pionera y un ejemplo en lo que a información pública y participación social se refiere. Este plan establece una serie de medidas y actuaciones para conseguir una gestión sostenible del acuífero y, por consiguiente, una recuperación de la Fuente de la Reja. Sin embargo, dichas medidas no se llevan a cabo con el ritmo previsto”, apunta Polo. “Exigimos el desarrollo del plan íntegro, once puntos que hay que realizar. No es un capricho. Lo respaldan razones legales”, defiende. “Y la primera es una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de 2007 que ordena a la CHG que elabore y ejecute el plan”, destaca. Asimismo, el artículo 31.3 del Real Decreto 355/2013, de 17 de mayo, en el que se aprueba el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir y establece la aplicación de medidas urgentes en materia de medio ambiente en la masa de agua subterránea a la que pertenece el acuífero de la Fuente de la Reja de Pegalajar. Igualmente, como destaca el vicepresidente del colectivo vecinal, la Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo obliga a los Estados miembros de la Unión Europea a tener en cuenta, en el ámbito de sus políticas de aguas, la obligación de contemplar conjuntamente las masas de aguas subterráneas y los ecosistemas acuáticos y terrestres a ellas asociados.

Ahora, el próximo paso será llamar a las puertas de Europa. Como anuncia Polo, en septiembre, Fuente de la Reja viajará a Bruselas para reunirse en la Comisión Europea con responsables de Medio Ambiente.

“El acuífero sobreexplotado se regula de dos formas. Con el agua de lluvia, régimen en el que no podemos hacer nada, y las extracciones, en el que sí, impidiendo que se le saque menos o ninguna. Ahí sí podemos actuar, la Administración puede regular y limitar”, resalta. Este acuífero, como explica Diego Polo, abastece a tres núcleos urbanos; Mancha Real, Pegalajar y La Guardia y sus urbanizaciones. “Sencillamente, pedimos que no le saquen agua. Se pueden utilizar de otros recursos próximos, como puede ser el Víboras-Quiebrajano”, insiste.