Jura de bandera con la mente puesta en los caídos en Teruel

Una multitud compensó con su calor humano el frío imperante en la explanada de la Academia de la Guardia Civil de Baeza, en un acto de jura de bandera en la que se comprometieron con España 777 alumnos del centro —125 de ellos, mujeres— y 278 ciudadanos. El emotivo acto fue presidido por el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido. Se contó, además, con la presencia, entre otros, de las alcaldesas baezana y ubetense, respectivamente Lola Marín y Antonia Olivares; el secretario de Estado de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya; el de Seguridad, José Antonio Nieto, y el director del Instituto Armado, José Manuel Holgado, aparte del máximo responsable de la Academia, el coronel Juan Miguel Jiménez.

En la jornada estuvieron muy presentes las figuras de Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, asesinados, el jueves, por un delincuente en la provincia de Teruel. Por ello, Zoido destacó que la ceremonia solemne, pero a la vez festiva, estaba marcada por la tristeza. En palabras del ministro, los dos agentes, dos servidores públicos, fallecieron como héroes, de una forma injusta y cruel. “Hasta ese punto llega el sacrificio y la entrega de los guardias civiles, hasta poner en peligro su vida por proteger las de los demás”, aseguró. Por ello, el miembro del Ejecutivo pidió a los jóvenes guardias que juraban bandera que pusieran a Romero y Caballero como ejemplo del compromiso que se adquiere al rendir honores a la enseña nacional.

Juan Ignacio Zoido recordó que la bandera es “un símbolo compartido” que debe honrarse y respetarse. “Encarna los valores, aspiraciones y sueños de millones de personas. En ellos se unen nuestra diversidad, pluralidad y tolerancia, al margen de la ideología”, subrayó. El político sevillano también recordó la figura de Víctor Láinez, asesinado esta semana, al parecer por llevar unos tirantes con los colores rojigualdas. Al respecto dijo: “La inmensa mayoría de los españoles no quiere vivir en un país en el que alguien pueda ser agredido o insultado por llevarla. Por eso resulta inaceptable, incomprensible y absolutamente condenable que alguien pueda ser brutalmente agredido hasta la muerte por ello”. Por otro lado, valoró el compromiso de la Benemérita, “con sangre, sudor y lágrimas”, en la derrota del terrorismo de ETA, hasta el punto de que 243 miembros del Instituto Armado murieron.

En referencia a Cataluña, valoró el papel de la Guardia Civil para garantizar la democracia y la convivencia y defender “ los derechos de quienes piensan que ser catalán es una manera más de sentirse español. Han tenido que hacer frente a situaciones complicadas”. Aseveró que los agentes, como los de la Policía Nacional, obraron, en todo momento, “con prudencia, profesionalidad y proporcionalidad”, a pesar de las difíciles circunstancias.

Jiménez, en su discurso, se mostró, igualmente, agradecido por el apoyo de las familias, en particular las madres, de los alumnos de la Academia —1.625 guardias civiles y 200 sargentos— y dirigió elogios a los fallecidos en Teruel. Además, reflexionó sobre la importancia del patriotismo, que contrapuso al pensamiento de los nacionalistas.