Al rescate de la gran tradición

Las vísperas de San Antón se
viven con escasez de lumbres si
se compara con tiempos pasados

17 ene 2018 / 09:16 H.

Como es tradicional, las vísperas de San Antón se viven en la provincia de Jaén de una manera especial. Además de la bendición de los animales por parte de los sacerdotes, numerosas hogueras convierten a la región en un cielo estrellado de hogueras. En Jódar, la tradición no atraviesa uno de sus mejores momentos. Antaño las llamadas lumbres se contaban por decenas, salpicando prácticamente cada barrio de la población. En el día de ayer, tan solo dos continuaron con una tradición que se cuenta por siglos. En el Hogar de la Tercera Edad, el Ayuntamiento repartió palomitas entre los asistentes, mientras se encendió una lumbre en la entrada al recinto. Sin embargo, debido al horario de cierre, eran las siete de la tarde cuando ya apenas quedaban brasas.

Por otra parte, la Hermandad de San Antón encendió su hoguera. Desde los últimos años se organiza en el espacio que antiguamente fue ocupado por el tejar. Numerosas personas se concentraron en los alrededores y degustaron los churros que ofrecen los establecimientos, los cuales abren de manera extraordinaria por la tarde, como marca la tradición.

Hoy, cuando se celebra la festividad, se encenderá una lumbre en las proximidades de la parroquia de Fátima, donde se encuentra desde el año pasado la imagen de San Antón, que no recibía culto y permanecía en una de las salas del centro parroquial. La misa en su honor pondrá el punto final a las pascuas, tal y como establece esta costumbre tan jiennense. A pesar de ello, una de las jornadas con más arraigo en Jódar comienza paulatinamente a decaer, como atestiguan no solamente la merma de personas acudiendo a degustar los tradicionales churros con chocolate, sino el ínfimo número de lumbres que se llevan a cabo.

El anual pasacalles tampoco sonará este año en la mañana de la festividad de San Antón, por lo que no corren buenos tiempos para una tradición que llegó a España desde Francia, recalando fundamentalmente en el sur oriental de la península. Con el encendido de las lumbres se buscaba rendir honores a San Antón, protector de los animales y, por tanto, también del ganado. Durante centurias fue un ritual que poco a poco perdió su influencia, de tal forma que quedaron escasas zonas como la provincia de Jaén o el sur de la provincia de Albacete y Ciudad Real. Las vísperas de San Antón eran, además, amenizadas con cantes y bailes típicos que realizaban los mozos alrededor de las lumbres, que también acabaron perdiéndose. Precisamente Jódar cuenta con no pocas canciones tradicionales.