Un empresario con raíces en Valdepeñas muere en los Alpes

Ni Valdepeñas de Jaén escapa de la trágica dimensión del accidente del vuelo de Germanwings que se estrelló, el martes, en los Alpes franceses.

26 mar 2015 / 11:33 H.

Uno de los suyos, Carlos Milla Masanas, estaba entre los pasajeros, incluido en la lista de 150 fallecidos de este accidente aéreo.  Nacido en 1977, Milla Masanas era el hijo de Juan Antonio Milla Extremera, un valdepeñero que, a mediados del pasado siglo, como tantos jiennenses, emigró a Catalunya en busca de un puesto de trabajo. Allí contrajo matrimonio con Rosa Masanas, madre de Carlos. Le fue bien, tanto que creó una empresa y se asentó en el turístico municipio de Banyoles, en la provincia de Girona. Así lo relata una de las primas del fallecido, Josefa Extremera, que explica que subió al avión para participar en una feria de muestras en la ciudad alemana de Colonia. “Un viaje de trabajo ha sido su muerte”, lamenta esta familiar. Por edad, Carlos Milla Masanas, era más amigo de las hijas de Extremera, con las que tenía bastante contacto, sobre todo, a través de las redes sociales. Pero, aunque la distancia física entre Girona y la Sierra Sur jiennense ronda los mil kilómetros, no era raro que Milla Masanas visitara el pueblo en el que tenía sus orígenes. De hecho, con motivo de la muerte de su padre, llegó a pasar una larga temporada junto a su madre, Rosa Masanas, en Valdepeñas de Jaén. Allí, tuvo la oportunidad de conocer un cortijo, en el paraje de Chircales, en el que vivieron sus antepasados jiennenses.  
En memoria de la “víctima valdepeñera” y del resto de fallecidos y como expresión de solidaridad con la familia, ayer, se guardó un minuto de silencio a las puertas del Ayuntamiento valdepeñero. En el acto, participaron la alcaldesa, María de la Paz Moral Milla, miembros del Gobierno local, trabajadores municipales, el juez de Paz, Pedro Barranco, y vecinos, entre los que estaban Josefa Extremera y una de sus hijas. La valdepeñera pudo hablar por teléfono con la madre de su primo que le explicó que, mientras viajan a los Alpes, donde se buscan los restos mortales de los pasajeros y tripulantes, aguardan en la casa familiar de Banyolas. Junto a esta, sobrellevan el drama la pareja y la hija de Carlos Milla Masanas, de dos años. La empresa Mimasa, al frente de la que estaba el fallecido, se dedica al sector de la industria alimentaria. Después de la muerte de su padre, que fue quien puso en marcha la fábrica, Milla Masanas dirigía la sociedad desde hace más de una década. Formado, con un Máster en Administración y Dirección de Empresas, era muy querido en su comunidad. Una de sus facetas era la de pertenecer al Rotary Club Banyoles, un club que impulsa proyectos a favor de los vecinos, como becas de estudios para los estudiantes o acciones a favor de Cáritas y otras organizaciones. De hecho, Milla Masanas iba a acceder a la presidencia en verano. La página web de la entidad luce un crespón en señal de duelo. En toda España se han guardado minutos de silencio en memoria de los 150 fallecidos del terrible accidente aéreo.