Un examen psiquiátrico para la acusada de tirar a su hija al río

María Luisa B. A., la mujer de 49 años acusada de drogar a su hija para, posteriormente, arrojarla al río Guadalquivir, será sometida a un examen psiquiátrico “con carácter urgente”. Así lo solicitó la Fiscalía en la misma comparecencia en la que se decretó el ingreso en prisión preventiva de esta vecina de Andújar como presunta autora de un delito de asesinato en grado de tentativa. El objetivo de la prueba es que los expertos en la materia dictaminen si la mujer está en sus cabales.

21 nov 2014 / 09:21 H.

Y que, además, lo hagan cuanto antes para que los profesionales tengan una impresión “más fresca” del estado mental que, actualmente, tiene María Luisa B. A. Igualmente, de este examen psicológico se desprende una cuestión que puede ser fundamental en el desarrollo posterior de la causa: hay que determinar si la presunta autora de los hechos es o no imputable, es decir, está en condiciones mentales para poder sentarse en un banquillo.

Los problemas mentales de María Luisa B. A. no son nuevos. De hecho, hace unos meses, ya protagonizó un episodio similar. Llamó a la Comisaría para decirle que quería acabar con su vida y también con la de su única hija, Miriam, una niña que en la actualidad tiene 9 años. El agente que atendió la llamada consiguió extraer la información necesaria para llegar hasta la mujer. Cuando los funcionarios llegaron, esta vecina de Andújar ya tenía preparado un zumo de piña en el que había disuelto varias pastillas tranquilizantes. Al parecer, la intervención policial evitó que le proporcionara a la pequeña la bebida con medicamentos.

Estos hechos originaron que se abriera una causa judicial que, actualmente, está en marcha en el Juzgado de Instrucción número 1 de Andújar. La intención es unir ese procedimiento al que acaba de incoarse contra María Luisa B. A. por el intento de asesinato de su hija cometido, presuntamente, en la noche del martes cuando, presuntamente, tras darle varias pastillas de un tranquilizante, la arrojó al río.

Desde entonces, además, la mujer recibió tratamiento psiquiátrico. En el pueblo hablan que ya había protagonizado varios episodios de “comportamientos extraños con los que pretendía llamar la atención”. En este sentido, las fuentes consultadas explican que ha intentado quitarse la vida en más de una ocasión a lo largo de los últimos meses.

Su actitud el día de los hechos también fue, cuanto menos, extraña. Fue su forma de proceder lo que levantó las primeras sospechas de los policías que acudieron al río Guadalquivir. “Se sorprendieron de la tranquilidad que presentaba la mujer”, aseguraron fuentes de la Comisaría. De hecho, María Luisa B. A. no fue capaz de definir con precisión el lugar donde, según su versión, se cayó su hija. Tampoco acompañó a los equipos de rescate ni se alegró cuando los bomberos sacaron del agua a la pequeña Miriam. “No se movió del sitio”, confirman testigos presenciales.

En el Hospital, la cosa no mejoró. Los médicos también se extrañaron de que ni tan siquiera preguntara cómo estaba su hija. A las doce y media de la noche, la Policía la detuvo. Los investigadores ya sabían de sus antecedentes, del hecho ocurrido unos meses antes y de su extraño comportamiento en el río. En la Comisaría no declaró. En el juzgado, María Luisa B. A. explicó que acudió al Puente Romano de Andújar para merendar junto a su hija y que, en un momento dado, ella se cayó al agua, sin poder hacer nada para sacarla. Con respecto a la intoxicación de medicamentos que presentaba la menor, la acusada contestó que no sabía cómo había llegado hasta el cuerpo de Miriam pero que, en todo caso, ella no le había suministrado las pastillas. La juez, por el momento, no la creyó y consideró que había indicios suficientes como para mandarla a prisión preventiva como presunta autora de un delito de asesinato en grado de tentativa.

"No nos decía dónde estaba su hija. Le faltaba amor de madre"

José Baena Galisteo lleva muchos años detrás de una barra en el Restaurante Cristian de Andújar, en los que ha visto de todo. “Jamás se me olvidará lo que pasó la otra noche”, dice, todavía sorprendido por todos los acontecimientos que desembocaron en la detención de María Luisa B. A. por el intento de asesinato de su propia hija a la que, presuntamente, drogó para después arrojarla al río. Este hostelero destaca, especialmente, la “extraña actitud” que mantuvo la mujer en todo momento. “A mí lo que más me sorprendió es que no nos decía donde estaba su hija. No nos decía nada. Tan solo que estaba en el río”, explica. “Yo no vi en ella dolor de madre. Si a mí me hubiera pasado algo parecido, hubiera hecho lo posible y lo imposible por buscar. Ella, sin embargo, estaba muy tranquila y ni tan siquiera salió del bar”, aclara este testigo directo de lo sucedido.

De hecho, José Baena fue la primera persona que vio a María Luisa B. A., junto a varios clientes que estaban en el establecimiento. “Vino sola. Llegó mojada y llena de barro. Cuando le pregunté que qué le pasaba, me dijo que su hija estaba en el río. Yo insistí, pero no me contestaba, no me decía en qué lugar exacto podría encontrarse la niña”, recuerda.
El dueño del bar Cristian le dio a la mujer una tila y le proporcionó varios manteles para que pudiera secarse y cubrirse del frío que hacía a esas horas. “Se sentó en la puerta y, prácticamente, no se movió de ahí”. Hay otro dato que también llamó la atención de José Baena.

Y es que cuando llegó la Policía, uno de los agentes le preguntó directamente que qué había hecho con su hija: “Era como si ya supiera lo que había hecho. Después, me enteré que, hace unos meses, ya le quiso dar unas pastillas tranquilizantes”, asegura. En relación a esta cuestión, José Baena es tajante: “Si la mujer tenía problemas de algún tipo, esa niña no tendría que haber estado con ella. Habría que haber puesto los medios necesarios”, concluye este hostelero. Por otro lado, María Luisa B. A. ya ha pasado su segunda noche en la prisión de Jaén. Las fuentes penitenciarias consultadas aseguran que está en el Módulo de Ingresos y que se le ha aplicado un protocolo especial de suicidios, debido a los antecedentes que presenta y al delito que, presuntamente, ha cometido.

“No deja de llorar”, añaden. Nada más llegar, además, fue sometida al pertinente reconocimiento médico, que certificó que su estado de salud es bueno. Hay que recordar que la mujer presentaba síntomas de hipotermia, ya que, según su versión, se había arrojado al río para intentar sacar a su hija del agua. Está previsto que la mujer abandone, en los próximos días, el Centro Penitenciario de Jaén para ser sometida a un examen psicológico por parte de los forenses del Instituto de Medicina Legal.