Estanterías repuestas de ilusión en Burunchel

Poco habrá podido dormir esta pasada noche Manuela Amador. De hecho, dice, desde hace una semana apenas concilia el sueño. Hoy, por fin, termina la pesadilla que empezó hace, exactamente, cuatro meses y veinte días. Fue el 4 de marzo. Burunchel, en plena Sierra de Cazorla, se despertó sobresaltado, en torno a las seis de la mañana, por el estruendo que una gran lengua de lodo, piedras y troncos ocasionó al precipitarse contra sus viviendas. Había reventado un antiguo manantial, conocido como “pecho lunar” o el “ojo de mar”. Ni los más viejos del lugar habían visto algo semejante en sus vidas. Seis familias tuvieron que ser desalojadas y Manuela y su marido, José Amores, vieron cómo el agua y el barro destrozaba su negocio. Un supermercado del que, a través de su escaparate, los productos salían arrastrados con el lodo.

23 jul 2014 / 22:00 H.

 

Pero hoy empieza una nueva etapa, en la que dejar atrás estos tristes recuerdos. Tardaron solo cuatro días en comenzar la reconstrucción de su negocio y hoy volverá a abrir sus puertas. “Estoy muy contenta después de tantos meses sin trabajar”, dice, entusiasmada, Manuela Amador.  El supermercado, que han reedificado ellos mismos, ahora es un poco “más grande, más bonito y más moderno”. De los seguros, solo han conseguido financiar “entre un 60 y un 70 por ciento”, del Consorcio de Compensación.

Y en este tiempo, no han parado ni un minuto en su empeño. Incluso, en los dos últimos días, hasta sus vecinos les han echado una mano para reponer y que todo este preparado hoy, a las nueve. El verano vuela y, en plena zona turística, estos meses son imprescindibles para cuadrar la caja del año. “Ya están llegando muchos turistas y, aunque hemos perdido julio, los meses de agosto y septiembre son buenos”, dice José Amores. “Además, también empieza el Bluescazorla, que nos trae también mucha gente a Burunchel”, añade ella. La normalidad en sus vidas está a punto de volver, pero no la tranquilidad: “Aún no han hecho nada con todo el lodo que hay detrás. Está como el primer día. Esperemos que, antes de que llegue el invierno y las lluvias, tomen medidas”. “Miedo nos da ver llover”, añade la vecina.