Una cenicienta en Arquillos

La puerta de la casa de Benita Callejas Ortega, en la calle Goya de Arquillos, se abrió, el lunes temprano, después de que la madre y el padrastro de esta joven, de 19 años, fueran detenidos. Son sospechosos de agresiones sexuales, lesiones y corrupción de menores. La vivienda estaba vacía. Ni Benita, ni su hermana mayor ni los tres pequeños de la pareja arrestada, están ya allí. Estos últimos, de hecho, están tutelado por la Junta de Andalucía. Los operarios municipales y los familiares que cruzaron el umbral encontraron basura y chismes por toneladas; una cantidad ingente de desperdicios y objetos de todo tipo que, ayer, todavía se sacaban en remolques. ¿Qué sucedía en esa vivienda? Aún no está claro con exactitud, pero, por el momento, hay algunas certezas que permiten dar respuestas en un caso que genera sorpresas, debate sobre si alguien tiene que asumir responsabilidades y que espanta.

16 jul 2014 / 22:00 H.

 

1 Una vida "complicada" que decide cambiar

 María del Carmen Ortega tiene seis hijos. La mitad de ellos son fruto de su anterior matrimonio con Pedro Callejas. Uno de ellos, el mayor, reside en Cádiz. "No viene nunca, hace allí su vida", explican los vecinos. Las otras son Benita y su hermana, con las que compartía techo. También tenían su hogar, en una vivienda de protección oficial, el actual compañero sentimental de la madre, Pedro Antonio Fernández. Con este tuvo otros tres descendientes, menores de edad aún. Los dos miembros de la pareja están en prisión. La Guardia Civil los investiga y el Juzgado decretó su internamiento penitenciario. Se cree que pudieron abusar de Benita y pegarle. Es una de las explicaciones plausibles para que decidiera salir de su domicilio, "con lo puesto", y ocultarse.

Benita, harta de ser la cenicienta, logró estar quitada del medio durante cuatro días, pero los guardias civiles la encontraron. Al escuchar su testimonio, la pusieron bajo su custodia y se abrió la caja de los truenos. Un relato de su vida que, al parecer, incluía un día a día que era, de todo, menos feliz. El caso no está cerrado, a pesar de que, aparentemente, hay unos "verdugos" y una "víctima claros". La razón, como se explicó a este periódico, es que se investiga si lo que le ocurría a Benita también lo sufrían su hermana y los hermanastros.

 

2"Muy lista, como el resto de hermanos"

Benita Callejas Ortega logró estar escondida, cuatro días, a pesar de que la buscaron centenares de personas, tanto voluntarios como guardias civiles y otros expertos en resolver desapariciones. Ni los perros localizaron su pista, ni se la vio desde el aire, a pesar de que el helicóptero del Cuerpo hizo innumerables pasadas por el término y sus alrededores. "Es que es muy lista, por eso nadie sabía donde estaba", deja claro un arquillero que dice conocerla. "En la escuela los profesores la apoyaban mucho, como a su hermanos. El mayor sí estudió y tiene trabajo", recuerda uno de los que vive cerca. Los "niños chicos", hermanastros de Benita, tampoco son torpes, a tenor de lo que se habla de ellos. El problema es las condiciones en las que "malvivían". Casi cualquiera del pueblo puede decir que iban por las casas en busca de su comida, que, literalmente, "mendigaban" "Se alimentaban de lo que les dábamos: un cartón de leche, un zumo, fruta, que si un plato, de todo...". "Lo raro es que se haya aguantado tanto", dicen.

 

3¿Unos hijos que son utilizados?

 El padrastro y la madre de Benita Calleja Ortega están detenidos por corrupción de menores. Este delito implica la manipulación o el abuso, con referencia expresa a la prostitución, entre otras prácticas. La joven "rescatada" por la Guardia Civil tiene ya más de 18 años. ¿Por qué esos cargos? Hay un mutismo total sobre las investigaciones, pero en el pueblo, aunque no dé su nombre, la gente habla. De ahí que salga a relucir, a poco que se pregunte, que los niños tenían que pedir por las casas o que las condiciones en las que vivían eran de todo menos dignas. Eso sí, sobre la posibilidad de que se fuera más allá y que los "obligaran a mantener relaciones", los vecinos guardan silencio, en general. Solo algunos se atreven a hablar de "embarazos" y relatan sórdidas situaciones que creen que se vivían en ese hogar.

 

 4 Problemas en la convivencia vecinal

 La familia formada por Benita, su padrastro, su madre, su hermana y sus tres hermanastros no pasaba desapercibida. En 2010, la vecina que está "puerta con puerta", denunció que la basura se acumulaba bajo el techo de los "Fernández Ortega", que había ratas que merodeaban y que el sumidero  de la calle era empleado para arrojar los excrementos de toda la casa. "Es una pena, porque no hablaban con nadie, no tenían amigos de su edad", "siempre, en la puerta, daba mucha lástima". Son frases que dedican a Benita y el resto de la prole de los dos sospechosos de abusos, lesiones y corrupción de menores los habitantes de la calle Goya de Arquillos. Si hablan de la pareja formada por María del Carmen Ortega y Pedro Antonio Fernández, los vecinos de la calle no muestran comprensión alguna para analizar los motivos de que no tuvieran, por ejemplo, un trabajo estable. Que la madre de Benita tenía "síndrome de Diógenes", lo que le hace acumular basura, salió a relucir, como crítica, incluso, cuando todavía se creía que su hija estaba perdida, no, como luego fue, "huída".