Baeza espera la subida a los altares de su venerada monja

Sor Mónica toda de Jesús, una religiosa navarra que permaneció más de cincuenta años en el Monasterio de Santa María Magdalena de Baeza, “llegó al Cielo” hace medio siglo. Falleció el 14 de junio de 1964 y, desde entonces, es venerada por cientos de baezanos. Muchos la consideran una santa, una mujer que hizo milagros y que tenía unos dones muy especiales. Por ello, hace cerca de treinta y cinco años se abrió la causa de beatificación, y el proceso de canonización continúa abierto. Sus devotos no pierden la esperanza de que, algún día, Basilia Cornago —sor Mónica—, cuyos restos se encuentran en el convento, suba a los altares y, mientras tanto, son muchos los que acuden hasta el edificio de la calle Magdalena, cerca de la Avenida de Andalucía, para rezarle y hacerles sus peticiones.

15 jun 2014 / 22:00 H.


Esa devoción que existe hacia la religiosa quedó patente ayer, en el Día de la Vida Consagrada Contemplativa. El obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, presidió una eucaristía a la que asistió una multitud de vecinos de Baeza, e incluso llegaron desde Monteagudo (Navarra), el pueblo natal de la religiosa. A continuación se vivió uno de los momentos más emocionantes, puesto que se inauguró, en un jardín cerca de la calle Rodríguez Haro, un monumento en su honor, flanqueado por cuatro grandes pinos que le darán sombra todo el año. Al acto, además del obispo, sacerdotes y representantes de la comunidad de las agustinas recoletas y numerosos vecinos, acudieron el alcalde de Baeza, Leocadio Marín, y el de Monteagudo, Mariano Herrero. Se entonó, también, un himno propio con el que cuenta la religiosa, en una jornada en la que la calle Magdalena se engalanó con macetas, banderas y mantones de Manila.


El obispo puso en valor las virtudes de sor Mónica toda de Jesús. “Esperamos verla un día como beata”, aseguró ante la ciudadanía. Por su parte, Leocadio Marín, que agradeció la presencia de un grupo de personas de Monteagudo, reconoció que desde niño conocía, al igual que el resto de baezanos, “la fama de santidad” de la religiosa. “Son muchas las que pasan por el Monasterio de la Magdalena para contarle sus penas”, expresó. Y es que, como reza la letra de su himno, para todos esos devotos la monja fue “ejemplo de amor y humildad” y, desde su infancia, creyó firmemente en Dios. Tal es la cantidad de seguidores que tiene cincuenta años después de su muerte que, como recalcaron algunos vecinos, se creó en el municipio la Asociación de Amigos de Sor Mónica toda de Jesús, que celebra eucaristías de acción de gracias y confía en la “pronta beatificación” de una “baezana de adopción”.


Por su parte, el alcalde de Monteagudo confió en que este proceso también sirva para estrechar lazos entre los dos pueblos y que estos cultos y la inauguración de un monumento, como muestra de fe, “sean pasos decisivos para que sor Mónica sea elevada a los altares” y declarada beata. Los continuos aplausos, las atentas miradas al monumento y el grito de “¡Viva sor Mónica de Jesús!” dieron por concluidos los actos principales del cincuenta aniversario de su muerte y pusieron de manifiesto que numerosos baezanos “adoran” a una mujer que vivió de forma sencilla y que, como se dice, “hablaba con los ángeles”.