Indignación en Pegalajar por el botellón “ilegal” en el polígono

Los vecinos denuncian las molestias acústicas y la suciedad y exigen soluciones

02 may 2016 / 11:15 H.

Las familias que viven alrededor del polígono de Pegalajar —tanto en la calle Paseo del Puerto como en una urbanización— están indignadas con las molestias que soportan a causa del botellón. Sin ir más lejos, entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, los vecinos soportaron la presencia de unas cuatrocientas personas —según sus cálculos—. Se trata tanto de adolescentes como de jóvenes. La situación, —precisan— se repite, en los meses de buen tiempo desde hace más de seis años sin que haya solución.

Los afectados denuncian las molestias acústicas hasta altas horas de la madrugada —causadas por la música de los vehículos y los gritos—, la suciedad en las calles y las viviendas. Además, alertan de que algunos participantes en el botellón consumen drogas y, “desafiantes”, llegan a encararse con el vecindario y a proferir insultos. Igualmente, critican que algunos negocios venden alcohol y tabaco a menores.

“Acude gente de Pegalajar y los pueblos de alrededor. En la feria, en agosto, vienen miles y esto es ya la guerra porque el botellón puede durar perfectamente hasta mediodía”, indica uno de los habitantes del entorno. Entre las conductas que han detectado se encuentran las carreras entre coches, en ocasiones con hasta siete y ocho personas dentro del habitáculo. “A veces se preparan rayas encima del capó de nuestros coches”, explican los perjudicados. Asimismo proliferan las quejas por daños en propiedades.

El colectivo vecinal indica que, la pasada legislatura, se entrevistaron con el alcalde de entonces, que —dicen— les prometió una solución. Añaden que en la actual han vuelto a expresar su malestar al máximo responsable del Ayuntamiento, Juan Merino. Los habitantes del entorno reclaman soluciones que garanticen su derecho al descanso y advierten de que, si no se toman medidas efectivas, se dirigirán a la Subdelegación del Gobierno o a la oficina del Defensor del Pueblo.

Juan Merino muestra su solidaridad y comprensión hacia los afectados. Reconoce que el botellón es “ilegal”. Sin embargo, pese a la prohibición, admite que el Ayuntamiento no tiene capacidad para atajar el problema, pues solo dispone de dos policías locales. Por ello, considera que debe ser la Guardia Civil el cuerpo que tome cartas en el asunto. En tal línea, indica que, cuando pide su presencia, se le comenta que la Benemérita no dispone de medios todos los días. No obstante, Merino adelanta que reiterará su requerimiento. El alcalde destaca que los jóvenes se comunican por las redes sociales, lo que acrecienta la capacidad de convocatoria. La Administración local pegalajareña desplaza hasta el lugar equipos de limpieza para retirar los desechos acumulados.