Flores al Cristo “que abraza”

La bandera de los colonos acompaña al patrón en el día más grande

15 sep 2017 / 11:01 H.

En Venta de los Santos hay una “leyenda” o un “misterio” —depende de quien lo cuente— que siempre está a punto en los labios de cualquier vecino para toda aquella persona que tenga oídos, tiempo y quiera escuchar. La historia tiene como protagonistas al Cristo de la Expiración, patrón de esta pedanía de Montizón, y a la Virgen de Nazaret, patrona, a su vez, de la vecina Chiclana de Segura, y se remonta 250 años atrás, a los tiempos de la colonización, cuando Venta de los Santos dejó de pertenecer a Chiclana para depender de Montizón, una de las nuevas poblaciones creadas en Sierra Morena a partir del fuero que Carlos III promulgó en 1767.

Hasta entonces, chiclaneros y venteros siempre habían celebrado juntos las fiestas, pero el dictado real alteró la paz y derivó en una disputa entre feligresías por la propiedad de la imagen mariana. El conflicto adquirió tales dimensiones, que el obispo tuvo que mediar y, en una decisión salomónica, abogó por el sorteo de las imágenes. El resultado fue que a Venta de los Santos le tocó la de la Virgen y a Chiclana, la del Cristo. Sin embargo, cuando los vecinos de cada núcleo se dispusieron a levantar las imágenes que les habían tocado en suerte, no pudieron. Pesaban como plomo, así que decidieron cambiarse: los venteros probaron a levantar al Cristo y los chiclaneros, a la Virgen. Y lo consiguieron. “La Virgen no quería bajar a la Venta y el Cristo no quería subir a Chiclana”, sintetizó Tomasa Peláez. ¿Por qué? “Ese es el misterio”, resolvió, aunque el portavoz del PSOE en Montizón, Juan Basilio Martos, le quitó hierro: “Es una forma de alimentar la devoción popular”. Y surte efecto.

El 14 de septiembre es un día grande en Venta de los Santos. Con el sonido de la diana floreada, a eso de las nueve de la mañana, sus gentes salen a la calle para llevarle flores a ese “Cristo en la cruz que tiene los brazos abiertos para acoger y abrazar”, como lo describió el nuevo sacerdote que comparten Montizón y Chiclana, Jesús Ureña. La recoleta parroquia de Venta de los Santos, impecable tras una remodelación que literalmente la ha transformado, rebosaba de fieles; devotos vestidos con sus mejores galas que, dentro del templo y en su umbral, seguían atentamente la homilía del sacerdote sin perder de vista la imagen del espléndido Cristo en la cruz que lucía sobre un montículo de enormes rosas rosas y unas cuantas rojas, como símbolos de la sangre derramada en la tortura.

Si cualquier 14 de septiembre es especial en Venta de los Santos, el de ayer sumó detalles históricos que dibujaron una jornada única. Aunque el acto oficial con el que Montizón celebrará el 250 aniversario de las Nuevas Poblaciones no será hasta el 25 de julio de 2018, la Asociación de Mujeres Andrea Briz decidió que el día del patrón era un buen momento para rescatar el pasado y mostrar a la ciudadanía cómo vestían esos colonos que poblaron la zona, de los que son herederos. Con telas donadas por el Ayuntamiento, en el taller de costura de la asociación, las socias cortaron y cosieron los vestidos típicos de los colonos alemanes y suizos que ayer exhibieron con orgullo, junto con la bandera celeste, blanca y verde de los primeros pobladores, además de las de Andalucía y España.

Si ellas pusieron la nota de color distintiva en la procesión, la banda del Cristo de la Expiración hizo lo propio con la música. Comandada por Cosme Alfaro, marcó el paso del patrón con el sentimiento que rezuman las marchas militares de Abel Moreno, sobrecogiendo a cuantos contemplaban el desfile y a las decenas de fieles que acompañaron al patrón. La eucaristía y la procesión del Cristo de la Expiración por las calles de Venta de los Santos son los momentos religiosos más importante de unas fiestas que concluirán el domingo y a las que “vuelve todo aquel que viene una vez”. Los motivos sobran: encierros, verbenas y, sobre todo, el calor de sus gentes.