Festejos de alegría y color

La ciudad vibra en honor de la Virgen de la Fuensanta, patrona del municipio

15 ago 2018 / 11:52 H.

Un año más, Alcaudete se volcó con su patrona, la Virgen de la Fuensanta en una jornada de fe en la que los más jóvenes del municipio se alzaron como protagonistas. Los alcaudetenses celebraron sus fiestas patronales con sabor a historia, pero sin olvidar el cambio de los tiempos. Guardando las tradiciones pero teniendo el relevo generacional patente.

La elección de la patrona se remonta al siglo XV, cuando la Virgen de la Fuensanta se apareció a un soldado que huía de los moros tras un ataque. El hecho ocurrió donde ahora yace la ermita a la que se sube cada agosto para festejar, una tradición centenaria que continúa muy viva. Precisamente para rememorar ese hecho se realiza cada año una romería nocturna desde el pueblo hasta la ermita, donde tienen lugar los actos principales de las fiestas cada año. Como, no podía ser de otra forma, ocurrió en la jornada de ayer.

A lo largo de la tarde las carrozas, adornas con mimo, se fueron congregando en los alrededores del Castillo, en el corazón de Alcaudete, ultimando los preparativos de la romería nocturna, que comenzó con la caída del sol, sin el lorenzo pegando implacablemente, como ocurrió durante el resto del día. A las 20:00 horas, como es tradición, los jóvenes del pueblo, ataviados para la romería, con su camiseta blanca, pantalón oscuro y fajín en la cintura, emprendieron el camino.

Tras recorrer las calles de Alcaudete, comenzó la subida a la ermita, un trayecto que se dilató alrededor de las dos horas, llegando a su destino rozando la medianoche, después de avanzar por la explanada del templo de Santa María, pasar por el arco de la Villa y llegar hasta los alrededores del santuario. Una vez allí, se realizó la tradicional ofrenda a la Virgen de la Fuensanta, que lucía sus mejores galas para recibir a romeros y cofrades que esperaban con anhelo la llegada de este día.

La noche no tuvo fin, salvo por la salida del sol. Horas de fiesta, baile, bebida y buen rollo donde las flores del pelo fueron desapareciendo con el paso de las horas, mientras se acercaba el amanecer, por las hora de danza y velada a la Virgen. Fue entonces, de buena mañana, cuando la patrona salió, al alba, antes de la celebración de la misa que culminaba la jornada festiva, a pesar de lo temprano de las horas. Como cada año, Diario JAÉN estuvo con los alcaudetenses, imprimiendo pañoletas conmemorativas